Para empezar y situarnos,
podríamos decir que el día Después de pedir mejoras en su trabajo, fueron
encerradas y quemadas vivas.
8 de marzo se celebra el día de la Mujer en memoria
de las 140 mujeres que murieron abrasadas en una fábrica de Nueva York.
Nos estamos acostumbrando a dar
mensajes populistas llamando a la igualdad de género y sin darnos cuenta que
estamos erosionando, en demasía, todos los abusos sufridos durante muchos años
y que siguen impunes. Cierto que se habla y se muestra claramente las
desigualdades en el ámbito laboral, social, familiar… pero no hay cambios en
las leyes ni castigos que hagan pensar en que es inevitable un cambio de
mentalidad aunque no guste a la sociedad patriarcal.
Todos apostamos por las nuevas
tecnologías, por los modernismos y avances que hacen que vivamos mejor o más
cómodos pero no aceptamos que la vida y la sociedad, en general, también han
cambiado y debemos avanzar y aceptarlos,de la misma manera.
Seguimos viendo cada vez más
denuncias sobre violaciones. Eso es bueno pero no es tan bueno las decisiones
legales que se toman contra los violadores, con lo que parece que les insten a
continuar.
Socialmente hablando, hay
inversión social. Es cierto que hay autobuses que paran frente a las viviendas
de algunas mujeres para su protección, acompañantes, teléfonos de auxilio pero
todo esto hace que las mujeres se asusten más sintiéndose desprotegidas por la
ley y los agresores, sin ser apoyados, tampoco son castigados como se debiera.
Todo esto hace que el gasto público se dispare pero los culpables siguen
estando libres para proceder con toda impunidad. Al final, si reflexionamos en
todas estas mejoras para proteger a las mujeres, podríamos llegar a la conclusión
que hay mensajes escondidos y más violencia invisible que nos dice: “no puedes
salir sola, debes ir acompañada, cuidado con lo que haces”. Esto no es una
solución a un problema, es otro obstáculo para llegar a la solución real del
problema al que nadie quiere verse involucrado y todavía menos ser el
primero/primera en poner manos a la obra a un tema complicado y difícil. ¿Eso
es avance social o un retroceso?.
Las mujeres, tradicionalmente,
hemos desempeñado trabajos no remunerados económicamente, sino afectivamente,
relativos con el cuidado de la familia, tareas domésticas… trabajos que
dificultan la relación social, dificulta la libertad necesaria para realizar
otras labores que sí podrían ser remuneradas, que agotan psicológicamente por
su estrés, repetición de tareas no valoradas por el entorno y soledad cuando los hijos hacen su
vida. Cierto que nos han inventado una
serie de actividades para que estemos entretenidas y no molestemos demasiado
pero al final, nos queda una vida un tanto vacía sin sueldo ni pensión mientras
los maridos desempeñan un trabajo externo con muchos más alicientes, más
valorados y remunerados. ¿Seguimos con los trabajos esclavizantes ellas y los
otros ellos?
El psicoanalista argentino Juan
David Nasio decía que la sociedad patriarcal que intenta minusvalorar a las
mujeres está movida por una poderosa
razón: su miedo. Los hombres tienen miedo que las mujeres los desprecien, los
posterguen.
Según Nasio los hombres tienen un
problema: el de identificar el poder con la virilidad, volviéndose algo
neurótico. Algunas mujeres han conquistado una visibilidad que, a ojos de
muchos hombres, las ha convertido en adversarias.
Pero esto se agrava cuando en
ambientes laborales las mujeres y hombres compiten por un puesto y aparece esa
“violencia invisible” donde los comentarios, los gestos y las oportunidades son
diferentes para ellas y para ellos . Si ella tiene un carácter fuerte es
insoportable, tiene mal carácter, le falta un polvo… mientras que ellos son
hombres de carácter que saben lo que quieren y que cumplen con sus objetivos
por encima de todo.
Cuando alguien te ha hecho el
bypass y te enfadas o lo desenmascaras eres una bruja maliciosa pero ellos son
hombres honestos ,inteligentes , con personalidad y criterio y así podríamos
continuar largo y tendido.
Decir que has estado con tus
hijos y vas a intentar apremiar en un trabajo laboral pendiente, si es él, se
valora como un padre ejemplar que intenta además ser un profesional ayudándolo
con buenas valoraciones y gestos de apoyo pero cuando lo hace una mujer se la
tacha de priorización de la familia
sobre el trabajo, por tanto, falta de interés laboral minimizando las valoraciones hacia su
esfuerzo laboral. Sin duda alguna no siempre es así pero cuando se habla de
cargos medios hacia arriba, la exigencia es muy diferente para ellos y para
ellas.
Por otro lado, tenemos a los
hombres que solo piensan en ascender dentro de su carrera profesional tachados
como hombres ambiciosos, con objetivos claros, de los cuales todos se
enorgullecen. Cuando es una mujer, las catalogaciones son muy diferentes e
incluso se las critica por focalizar su vida en la parte laboral y no en la
familiar. De hecho, quien no ha oído la típica pregunta de ¿y no tienes hijos?
¿no querrías tenerlos? Son mensajes subliminales envenenados castigándonos por
salirnos de la norma establecida por la sociedad de hace siglos.
Con las brechas salariales ocurre
algo similar. Cuando un hombre va a una entrevista se piensa en el, como cabeza
de familia y como “mantenedor de familia” por ello y por otros factores se le
paga más que a las mujeres. Cuando ellas postulan por un puesto, siempre se las
ve como personas que vienen a buscar un “trabajito” para sacarse un sobre
sueldo y una “ayudita” para la casa, subestimando su profesionalidad e interes,
cuando las necesidades son las mismas para un género que para otro.
En España, la brecha salarial
entre hombres y mujeres es del 14,2% según el INE. Triplica la de países de la
UE como Luxemburgo, Rumanía e Italia. Esto supone que las mujeres trabajan
gratis del 10 de Noviembre al 31 de Diciembre.
La maternidad dispara dicha
brecha. A medida que las mujeres entran en las horquillas de tener hijos, sus
salarios disminuyen. Cuando empiezan la vida laboral, los sueldos de las
mujeres son el 4% más bajos; a los 30 años, la diferencia alcanza el 10%; a los
40, un 15% menos ; y a los 50 el 20%. Parece que nos hagan un favor al
contratar mujeres con 50 años y por
ello, además tengamos que pagar un “canon” especial por ello.
Las mujeres, estamos acostumbradas
a esperar, sabemos que en este camino, iniciado hace más de un siglo,
llegaremos a conseguir la igualdad salarial. Hay muchas y variadas formas de
maltrato. Unas son brutales y se ven, otras operan en silencio. Sea cual sea no
deja de ser un maltrato a erradicar.
Montserrat A.
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