ayuda a más de 10.000 familias en Ruanda,
visito Barcelona para hablar sobre cómo romper el ciclo cruel de la violencia y
la dependencia en las zonas africanas más castigadas. Lejos de pedir más dinero
a Occidente, denuncia irregularidades en su utilización “los gobiernos de los
países que reciben la ayuda humanitaria la destinan a violar a mujeres, matar a
niños, torturar a la población”, opina y reclama más colaboración para crear
verdadera riqueza a través de la educación y los microcréditos.
Cuando vio
delante de ella cómo mataban a 72 personas a machetazos recordó lo que su madre
le dijo una vez: “En la oscuridad de este mundo , sé la luz”. Ese día decidió
adoptar a siete niños que habían quedado huérfanos. Niños tutsis y hutus. Se
corrió la voz y su casa empezó a llenarse de niños perdidos hasta que un año
después y con la ayuda del obispo Joseph Nduhirubusa, abrió un refugio, la
Masion Shalom.
MB: “En
África, nosotras las mujeres solo teníamos dos opciones, o hacernos monjas o
casarnos, yo decidí volverme loca”. Nació en una familia aristocrática del
país, vivió el drama de las guerras entre tutsis y hutus. En la década de los
70 los tutsis masacraron a los hutus (210.000 muertos en Burundi). En los 90
los hutus acometieron un genocidio contra los tutsis y los resultados fueron
devastadores.
Durante 20
años Marguerite construyó escuelas y hospitales logrando que los niños fueran a
la Universidad pero sus enfrentamientos con Pierre Nkurunziza, el actual
presidente de Burundi, la llevaron al límite: “En un día, por culpa de una
persona, tuve que marcharme y perdí todo lo que había construido en 30 años”,
“me convertí en refugiada”. Sus críticas contra el presidente Pierre
Nkurunziza, a quien acusa de crímenes y reconocidos por la ONU, le valieron el
cierre de Maison Shalom en 2015. Se fue a Ruanda en 2016 y creo el centro
comunitario Oasis de Paz, donde da cobijo a quien lo necesita. Desde
escolarización de menores hasta ayuda psicosocial a víctimas de torturas y
violaciones, microcréditos y asistencia sanitaria.
Habla un muy
buen inglés pero cuando se enfada cambia, sin darse cuenta, al francés, idioma
en el que se crió en su Burundi natal. No se amedrenta y habla claro. En el
encuentro en Barcelona en el Cidob elevó el tono: “El Gobierno de Burundi ha
usado los millones de euros de cooperación europea en enviar soldados a
Somalia… esos militares van a matar, cometen crímenes. Y vuestro dinero paga
todo eso.” “vosotros decís: Nosotros desconocemos a dónde van nuestros
impuestos, solo sabemos que somos una democracia”. Pues no, yo os lo digo
ahora: vuestro dinero se destina a violar a mujeres, matar a niños, torturar a
la población. Siempre me preguntáis como podeis ayudarnos: pues no ayudéis a
esos gobiernos de África…”
La nueva Maison
Shalom cuenta con 27 cooperativas para la agricultura donde se hace queso,
arroz y judías, y todos los niños que están cerca pueden crecer en comunidades
sostenibles.
El trabajo de
Barankitse no se centra en la mujer de forma concreta pero es la que recibe
casi todas las ayudas ya que después de la guerra, el peso familiar recae en
ellas. Se las apoya en la planificación familiar, después las ayudan a dar de
comer a sus hijos, vestirlos y ahora les ofrecen microcréditos para que
emprendan sus negocios. (fuente: yodona. Texto original: Silvia Taulés)
Montserrat A.
Characters:
Marguerite Barankitse
The founder of
Maison Shalom, an organization that helps more than 10,000 families in Rwanda,
visited Barcelona to talk about how to break the cruel cycle of violence and
dependence in the most punished African areas. Far from asking the West for
more money, it denounces irregularities in its use "the governments of the
countries that receive the humanitarian aid destine it to rape women, kill
children, torture the population", thinks and demands more collaboration
to create real wealth through education and microcredits.
When he saw in
front of her how they killed 72 people with machetes, he remembered what his
mother once said to him: "In the darkness of this world, I know the
light." That day he decided to adopt seven children who had been orphaned.
Tutsi and Hutu children Word spread and his house began to fill with lost
children until a year later and with the help of Bishop Joseph Nduhirubusa, he
opened a shelter, the Masion Shalom.
MB: "In
Africa, we women only had two options, or become nuns or get married, I decided
to go crazy". He was born in an aristocratic family of the country, lived
the drama of the wars between Tutsis and Hutus. In the 70s the Tutsis massacred
the Hutus (210,000 dead in Burundi). In the 90 the Hutus undertook a genocide
against the Tutsis and the results were devastating.
For 20 years
Marguerite built schools and hospitals to get the children to go to university
but her confrontations with Pierre Nkurunziza, the current president of
Burundi, took her to the limit: "In one day, because of a person, I had to
leave and I lost everything I had built in 30 years "," I became a
refugee ". His criticism against President Pierre Nkurunziza, whom he
accuses of crimes and recognized by the UN, earned him the closure of Maison
Shalom in 2015. He went to Rwanda in 2016 and created the Oasis de Paz
community center, where he gives shelter to whoever needs to. From schooling of
minors to psychosocial assistance to victims of torture and rape, microcredit
and health care.
He speaks very
good English but when he gets angry he changes, without realizing it, into
French, the language in which he grew up in his native Burundi. Do not be
intimidated and talk clearly. At the meeting in Barcelona at CIDOB he raised
the tone: "The Government of Burundi has used the millions of euros of
European cooperation in sending soldiers to Somalia ... those soldiers are
going to kill, they commit crimes. And your money pays for all that.
"" You say: We do not know where our taxes go, we only know that we
are a democracy. " Well no, I tell you now: your money is destined to rape
women, kill children, torture the population. You always ask me how you can help
us: why do not you help those African governments ... "
The new Maison
Shalom has 27 cooperatives for agriculture where cheese, rice and beans are
made, and all children who are nearby can grow in sustainable communities.
The work of
Barankitse does not focus on women in a concrete way but is the one that
receives almost all the aid because after the war, the family weight falls on
them. They are supported in family planning, then help them feed their
children, dress them and now offer them microcredit to start their business.
(source: iodine Original text: Silvia Taulés)
Montserrat A.
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