lunes, 2 de septiembre de 2019

Personajes: Marguerite Barankitse


La fundadora de Maison Shalom, organización que
ayuda a más de 10.000 familias en Ruanda, visito Barcelona para hablar sobre cómo romper el ciclo cruel de la violencia y la dependencia en las zonas africanas más castigadas. Lejos de pedir más dinero a Occidente, denuncia irregularidades en su utilización “los gobiernos de los países que reciben la ayuda humanitaria la destinan a violar a mujeres, matar a niños, torturar a la población”, opina y reclama más colaboración para crear verdadera riqueza a través de la educación y los microcréditos.
Cuando vio delante de ella cómo mataban a 72 personas a machetazos recordó lo que su madre le dijo una vez: “En la oscuridad de este mundo , sé la luz”. Ese día decidió adoptar a siete niños que habían quedado huérfanos. Niños tutsis y hutus. Se corrió la voz y su casa empezó a llenarse de niños perdidos hasta que un año después y con la ayuda del obispo Joseph Nduhirubusa, abrió un refugio, la Masion Shalom.

MB: “En África, nosotras las mujeres solo teníamos dos opciones, o hacernos monjas o casarnos, yo decidí volverme loca”. Nació en una familia aristocrática del país, vivió el drama de las guerras entre tutsis y hutus. En la década de los 70 los tutsis masacraron a los hutus (210.000 muertos en Burundi). En los 90 los hutus acometieron un genocidio contra los tutsis y los resultados fueron devastadores.
Durante 20 años Marguerite construyó escuelas y hospitales logrando que los niños fueran a la Universidad pero sus enfrentamientos con Pierre Nkurunziza, el actual presidente de Burundi, la llevaron al límite: “En un día, por culpa de una persona, tuve que marcharme y perdí todo lo que había construido en 30 años”, “me convertí en refugiada”. Sus críticas contra el presidente Pierre Nkurunziza, a quien acusa de crímenes y reconocidos por la ONU, le valieron el cierre de Maison Shalom en 2015. Se fue a Ruanda en 2016 y creo el centro comunitario Oasis de Paz, donde da cobijo a quien lo necesita. Desde escolarización de menores hasta ayuda psicosocial a víctimas de torturas y violaciones, microcréditos y asistencia sanitaria.

Habla un muy buen inglés pero cuando se enfada cambia, sin darse cuenta, al francés, idioma en el que se crió en su Burundi natal. No se amedrenta y habla claro. En el encuentro en Barcelona en el Cidob elevó el tono: “El Gobierno de Burundi ha usado los millones de euros de cooperación europea en enviar soldados a Somalia… esos militares van a matar, cometen crímenes. Y vuestro dinero paga todo eso.” “vosotros decís: Nosotros desconocemos a dónde van nuestros impuestos, solo sabemos que somos una democracia”. Pues no, yo os lo digo ahora: vuestro dinero se destina a violar a mujeres, matar a niños, torturar a la población. Siempre me preguntáis como podeis ayudarnos: pues no ayudéis a esos gobiernos de África…”

La nueva Maison Shalom cuenta con 27 cooperativas para la agricultura donde se hace queso, arroz y judías, y todos los niños que están cerca pueden crecer en comunidades sostenibles.
El trabajo de Barankitse no se centra en la mujer de forma concreta pero es la que recibe casi todas las ayudas ya que después de la guerra, el peso familiar recae en ellas. Se las apoya en la planificación familiar, después las ayudan a dar de comer a sus hijos, vestirlos y ahora les ofrecen microcréditos para que emprendan sus negocios. (fuente: yodona. Texto original: Silvia Taulés)

Montserrat A.


Characters: Marguerite Barankitse
The founder of Maison Shalom, an organization that helps more than 10,000 families in Rwanda, visited Barcelona to talk about how to break the cruel cycle of violence and dependence in the most punished African areas. Far from asking the West for more money, it denounces irregularities in its use "the governments of the countries that receive the humanitarian aid destine it to rape women, kill children, torture the population", thinks and demands more collaboration to create real wealth through education and microcredits.

When he saw in front of her how they killed 72 people with machetes, he remembered what his mother once said to him: "In the darkness of this world, I know the light." That day he decided to adopt seven children who had been orphaned. Tutsi and Hutu children Word spread and his house began to fill with lost children until a year later and with the help of Bishop Joseph Nduhirubusa, he opened a shelter, the Masion Shalom.

MB: "In Africa, we women only had two options, or become nuns or get married, I decided to go crazy". He was born in an aristocratic family of the country, lived the drama of the wars between Tutsis and Hutus. In the 70s the Tutsis massacred the Hutus (210,000 dead in Burundi). In the 90 the Hutus undertook a genocide against the Tutsis and the results were devastating.
For 20 years Marguerite built schools and hospitals to get the children to go to university but her confrontations with Pierre Nkurunziza, the current president of Burundi, took her to the limit: "In one day, because of a person, I had to leave and I lost everything I had built in 30 years "," I became a refugee ". His criticism against President Pierre Nkurunziza, whom he accuses of crimes and recognized by the UN, earned him the closure of Maison Shalom in 2015. He went to Rwanda in 2016 and created the Oasis de Paz community center, where he gives shelter to whoever needs to. From schooling of minors to psychosocial assistance to victims of torture and rape, microcredit and health care.

He speaks very good English but when he gets angry he changes, without realizing it, into French, the language in which he grew up in his native Burundi. Do not be intimidated and talk clearly. At the meeting in Barcelona at CIDOB he raised the tone: "The Government of Burundi has used the millions of euros of European cooperation in sending soldiers to Somalia ... those soldiers are going to kill, they commit crimes. And your money pays for all that. "" You say: We do not know where our taxes go, we only know that we are a democracy. " Well no, I tell you now: your money is destined to rape women, kill children, torture the population. You always ask me how you can help us: why do not you help those African governments ... "

The new Maison Shalom has 27 cooperatives for agriculture where cheese, rice and beans are made, and all children who are nearby can grow in sustainable communities.
The work of Barankitse does not focus on women in a concrete way but is the one that receives almost all the aid because after the war, the family weight falls on them. They are supported in family planning, then help them feed their children, dress them and now offer them microcredit to start their business. (source: iodine Original text: Silvia Taulés)

Montserrat A.

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