ABANDONAR EL MÓVIL DURANTE TRES DÍAS

Hoy en día es un reto poder abandonar u olvidar el 

móvil durante tres días. No por que estemos ocupados y el móvil no deje de sonar, es porque nuestra adicción a él es tan grande que aunque no nos  envíen nada lo hacemos nosotros y poder, así, estar continuamente inmersos en la pantalla. Quien dice móvil, dice pc o bien cualquier dispositivo que nos conecte a internet y por tanto, al exterior haciendo que nos olvidemos de nuestra propia vida y de lo que nos rodea haciéndonos cada vez más dependientes de una máquina y más solitarios y desconectados.

Pero pondremos solución durante tres días. Tres días que nos obligaran a abandonar todo tipo de dispositivos y tomar conciencia de nuestro entorno y nuestro tiempo. 12 personas aceptaron el reto de estar en una isla de retiro. El objetivo es estar descansando lejos del mundanal ruido sin ningún tipo de conexión exterior. Los participantes no tienen ninguna relación entre ellos ni personal ni profesional unos son profesionales del marketing, otros seguridad, rescate… pero con algo en común, todos necesitan hacer un alto en el camino. Cada uno tiene sus propios motivos por el cual han aceptado este reto, sin familiares, esposas, novias… nada.

Al llegar a al lugar indicado, hay una charla sobre el programa que se va a desarrollar durante los días que va durar la experiencia pero antes se les entrega unas bolsitas para que puedan meter sus móviles o dispositivos ya que ninguna actividad requiere de fotos o retransmisiones de lo que se está haciendo. No tendría sentido. No hay internet en las habitaciones del hotel y todo lo que puede ponerlos en contacto con el exterior desaparece hasta el día del regreso.

El primer tema a tocar es la desintoxicación tecnológica, en el que cada persona puede dar su opinión libremente. El grupo, no teniendo nada en común, se relaciona bien y sin problemas. Pero no hay obligación en relacionarse, si no se quiere. Cada uno es libre de hacer lo que más le apetezca, estar solo, acompañado, participar en actividades, relacionarse y cultivar la sociabilidad…  cada uno gestiona su tiempo aunque , bien es cierto, que las actividades están estudiadas para incentivar sensaciones, compartir y hablar.

Sin duda el Yoga está presente durante todo el fin de semana. También el Mindfulness que se practica entre los árboles. En algún caso con mandarinas. Una experiencia donde nos enseñan a tomar conciencia de la fruta, el sabor, el olor, la forma… no solo ingerir sin pensar ni darnos tiempo para saber que estamos haciendo conscientemente.

Las comidas y cenas se hacen en grupo. Esta parte la forma un cátering ecológico. Este es el momento donde todos los participantes se conocen mejor aunque el sábado todo se enfrentaran a una comida en total silencio. De este modo, todos tendrán la oportunidad de concentrarse en el acto del momento, masticar, saborear lentamente y concentrarse en lo que comen. En cuanto a las cenas, después de la ingesta hay meditación con cuencos tibetanos, algo que ayuda a relajarse y tomar noción de nosotros mismos.

Después de esta experiencia, todos concluyen en que repetirán la experiencia, que se han dejado atrás prejuicios. Pero antes de marchar todos vuelven a compartir el momento del adiós. El precio por la actividad no es demasiado oneroso teniendo en cuenta todo lo que te llevas al finalizar el fin de semana que es paz interior, saber que sin tecnología se puede vivir un fin de semana y los amigos que haces.

Montserrat A

LEAVING THE MOBILE FOR THREE DAYS

Today it is a challenge to leave or forget the mobile for three days. Not because we are busy and the phone does not stop ringing, it is because our addiction to it is so great that even if they do not send us anything, we do it and we can be continuously immersed in the screen. Who says mobile, says pc or any device that connects us to the Internet and therefore, to the outside, making us forget our own life and what surrounds us, making us more and more dependent on a machine and more solitary and disconnected.

But we will put solution for three days. Three days that forced us to abandon all kinds of devices and become aware of our environment and our time. 12 people accepted the challenge of being on an island of retirement. The goal is to be resting away from the madding crowd without any outside connection. The participants do not have any relation between them neither personal nor professional, some are marketing professionals, others security, rescue ... but with something in common, everyone needs to stop along the way. Everyone has their own reasons why they have accepted this challenge, without family, wives, girlfriends ... nothing.

Upon arriving at the indicated place, there is a talk about the program that will be developed during the days that will last the experience but before they are given some bags so they can put their phones or devices since no activity requires photos or retransmissions of what is being done. It would not make sense. There is no internet in the hotel rooms and everything that can put them in contact with the outside disappears until the day of return.

The first topic to touch is the technological detoxification, in which each person can give their opinion freely. The group, having nothing in common, relates well and without problems. But there is no obligation to relate, if you do not want to. Everyone is free to do what they want, be alone, accompanied, participate in activities, relate and cultivate sociability ... everyone manages their time, although it is true that the activities are designed to stimulate feelings, share and talk .

Without a doubt, Yoga is present throughout the weekend. Also the Mindfulness that is practiced among the trees. In some case with tangerines. An experience where they teach us to become aware of the fruit, the taste, the smell, the form ... not just ingest without thinking or give us time to know what we are doing consciously.

Meals and dinners are made as a group. This part forms an ecological catering. This is the moment where all the participants know each other better even though on Saturday everything will face a meal in total silence. In this way, everyone will have the opportunity to concentrate on the act of the moment, chew, savor slowly and concentrate on what they eat. As for the dinners, after the ingestion there is meditation with Tibetan bowls, something that helps to relax and take our notion of ourselves.

After this experience, all conclude that they will repeat the experience, that they have left behind prejudices. But before leaving everyone returns to share the moment of goodbye. The price for the activity is not too burdensome taking into account everything you take at the end of the weekend that is inner peace, knowing that without technology you can live a weekend and the friends you make.

Montserrat A