
No es fácil relacionarse cuando
llegas a un lugar donde no conoces a nadie
y por ese motivo, decidí buscar actividades que me ayudaran a conocer
personas, a relacionarme con ellas y así
poder integrarme poco a poco, a esta sociedad nueva para mí.
Cuando empiezas a moverte y
buscar este tipo de actividades, te das cuenta que este lugar es una ciudad que
rebosa cultura y que sus habitantes poseen un don especial para ello. Aunque lo
más sorprendente es ver como personas con una edad superior a la mía, están
ávidas de búsqueda, vida y cultura. Motivadas para leer, hablar, relacionarse y
permanecer en la sociedad activa de la que nadie quiere salir, se tenga la edad
que se tenga.
Después de varios meses y con
ayuda de mi cuñada, me apunté a un club de lectura de tantos que se organizaban
en la ciudad, pero este era especial. Era la primera vez que se organizaba en
la Biblioteca Durán Loriga y yo iba a
ser parte de esta nueva experiencia y proyecto.
Debo reconocer que al principio
me daba algo de pavor, pues nunca había participado en un club de lectura y
además sabía que el resto de personas que iban a componer este grupo podían ser
personas, culturalmente hablando, superiores a mí. Sin embargo, eso también fue
un reto y lo acepté con ganas e ilusión.
La experiencia está siendo
increíble. Las elecciones de las lecturas son variopintas e interesantes pero
muy bien elegidas. Todas con un objetivo y el principal, el de adaptarnos a
todo tipo de escritores, lecturas y libros.
Cada una de ellas, diferente en
tema, estructura, intensidades y color. Eso hace que cada libro requiera un
esfuerzo y un paso más hacia la adaptabilidad y el cambio.
Ya sabemos que inicialmente, no
es agradable salir de la zona de confort pero el hecho de cambiar de títulos,
temas y estructura, hace que nuestro cerebro tenga que hacer un esfuerzo y eso, revitaliza la mente. Forzar la materia
gris para entender y cambiar de registro, en definitiva, es activar el cerebro
y acostumbrarnos a los posibles cambios, aprendiendo a aceptarlos como algo
normal y no como algo negativo. Ayuda a liberar las resistencias humanas a los
cambios.
Sin embargo, lo que más motiva y
enriquece es ver como las personas responsables de organizar y gestionar el
club de lectura se involucran al 100%.
Todos sabemos que las cosas se
pueden hacer bien, mal o regular, pues bien, esto está hecho con ganas y
dedicación. Gustando lo que se hace, queriendo hacer partícipe a los demás de
la cultura, querer abrir nuevas puertas a los componentes del club de lectura
haciendo que tengamos ganas de ir y de empezar nuevo libro y eso solo se
consigue con personas que aman lo que hacen.
Elena Corzo es la responsable de
nuestro grupo y de hacernos disfrutar de cada reunión. No solo nos trae el
libro seleccionado, nos aporta información adicional de la lectura, busca
filmografía, si la hay. Selecciona algunos fragmentos para que comparemos el
libro con la película, nos lanza ideas para debatir y poder profundizar sobre
el tema del libro, sobre la trama, sobre el hilo conductor del mismo, sobre los
personajes que siempre te enseñan algo y te recuerdan realidades sociales… pero
jamás dando su opinión, evitando eclipsar a los componentes del club, nosotros.
Tiene esa sutil capacidad de ofrecernos las herramientas necesarias para
pensar, evolucionar y que nos sintamos con seguridad para poder hablar
ampliamente del tema de reunión.
Creo que esto es el cimiento de
lo que tiene que ser una actividad. Algo estudiado, elegido, seleccionado con
un objetivo y llevado con un orden y una preparación para que todos podamos
opinar, hablar y reírnos, si se da el caso.
He estado en otros grupos,
participando de otras actividades pero nunca me he encontrado en la situación con
seguir hablando del tema después de finalizar con la actividad. Eso significa
haber sabido motivar al oyente para que siga disfrutando de la actividad aunque
no estén presentes los moderadores.
He querido hacer este pequeño halago a Elena porque es de las pocas personas que he conocido, que le gusta lo
que hace y que así te lo transmite. No es su trabajo, es también algo que ama y
que tiene la capacidad de transmitirnos. Creo que cuando nos encontramos frente
a un trabajo bien hecho hay que decirlo, quizás así, alguien puede pensar que
trabajar con ganas y motivación sigue teniendo su valor. Gracias!!!!
Sabéis que de vez en cuando hablo
de mujeres ejemplares en mi blog. Mujeres que han destacado por algún motivo
pero hoy hablo de Elena, una persona que me ha causado una gran impresión por
su profesionalidad pero sobre todo, por su amor a lo que hace.
Hace tiempo que no tengo a
alguien que tenga la capacidad de transmitir su pasión por el trabajo que hace,
evidentemente, no a todo el mundo le gusta su trabajo o bien el papel que
desempeña en él puesto que no lo podemos elegir, lamentablemente. Pero Elena es
especial y creo que parte de esa soltura que estoy adquiriendo es gracias a
ella.
En cuanto a la integración, estoy
en ello. Seguro que lo consigo, aunque lo mejor de todo es observar y conocer a
las personas así como sus movimientos, sus miradas y su comportamiento, eso es
la principal puerta hacia la integración. Hacer el esfuerzo de escuchar y
aprender de ello siempre me ha funcionado aunque cometiera errores.
El grupo es maravilloso y mi
integración va paso a paso, aprendiendo, disfrutando y sobretodo sintiéndome
feliz en un lugar que no es el mío pero que me tienden manos para que el
esfuerzo sea cada vez más nimio.
A todo esto yo lo llamo verdadera “normalización”.
Montserrat A
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