y no se les permite dirigirse directamente a los
hombres durante sus mítines de campaña.
Pero Arabia Saudi, un país
conocido porque sus mujeres no pueden votar y por la falta de emancipación de
las mismas, vive un momento de
transición, y las elecciones municipales que hoy se celebran cuentan, por
primera vez, con candidatas. Nada menos que mil, mucho más de lo esperado.
Pero antes de continuar
explicando el periplo en el que están envueltas vamos a enumerar las
prohibiciones que en estos momentos tienen:
·
Mostrar en público el pelo.
·
Resaltar su belleza con ropas y maquillaje
·
Salir sola
·
Probarse ropa en tiendas
·
Conducir cualquier vehículo
·
Tener una cuenta bancaria
·
Interactuar con hombres
Se trata de las terceras
elecciones en la historia moderna de la nación, pero las únicas en la que las
mujeres podrán votar y presentarse en virtud de un decreto del fallecido Rey
Abdulá. En caso de ser elegidas, se encargarán de las tareas más mundanas de
cualquier ayuntamiento, como el mantenimiento de las carreteras. Pero no
importar el cometido que se les asigne, lo importante es que se les asigne y
les den la libertad de empezar a aparecer en escena. Una forma inteligente de
irrumpir en silencio para conseguir, paso a paso, más retos. Por lo tanto, se
trata de una gran oportunidad que no hay que perder ni despreciar, es la
oportunidad de poder hablar y consolidarse con el tiempo.
“No es ganar lo que me motiva”,
afirma Loujain al-Hathloul, puesta en libertad tras 73 días encarcelada por
participar en la campaña para que las mujeres puedan conducir. Actualmente es
la candidata número 1 por el Distrito 5 de Riad. “Mi objetivo es aumentar el
número de candidatas a las elecciones”, explica.
Durante el último tramo del
reinado del Rey Abdulá, abrió un poco la mano a las libertades de las mujeres
en un país que hasta ese momento era conocido por obligarlas a llevar el hiyab,
o pañuelo en la cabeza, y a pedir permiso a sus guardianes (padre, marido o
hermano) para un asunto tan básico como viajar.
En poco tiempo, el número de
mujeres matriculadas en la universidad sobrepasó al de hombres, y Abdulá les
permitió también trabajar como asistentes en tiendas, tras lo cual se estima
que varios cientos de miles se han incorporado al mercado laboral.
Además, a lo largo de la última
década el reino ha otorgado cerca de 750.000 becas para estudiar en el
extranjero, muchas de ellas a chicas que ya perciben los cambios, sobre todo
cuando regresan. “Desde que volví he trabajado, viajado, y nadie me ha pedido
el permiso de mi guardián”, explica haifa al-Hababi, una arquitecta que ha
estudiado y trabajado en Londres y Glasgow antes de volver a Arabia Saudí hace
dos años. Hoy se presenta como candidata por el Distrito 4 de Riad, escribe una
columna en el periódico local a la que acompaña una foto suya sin Hiyab, y no
tiene problemas en reunirse con un periodista varón en su casa vestida con una
camiseta que dice Punk’s Not Dead ( El punk no ha muerto).
Aunque ambas han estudiado en el
extranjero,
Loujain al-Hathloul y Haifa al-Hababi representan posturas
diferentes. Hababi, de 38 años, casada con un abogado, explica que se presenta
para poner en práctica sus principios arquitectónicos “el buen diseño es una
forma de vida”.
Por su parte, Hathloul, considera
que las campañas por el derecho de la mujer a conducir y para acabar con el
sistema de los guardianes son parte de un “feminismo de vieja generación” que
ha dejado de ser importante para muchas mujeres saudíes con formación y
trabajo.
Ellas está casada con uno de los
comediantes más conocidos del país, se ha convertido en una de las principales
activistas de dicho feminismo de vieja escuela. Los años pasado fue arrestada
por intentar cruzar la frontera de Arabia Saudí conduciendo desde los Emiratos
Árabes Unidos (mucho menos restrictivos con su población femenina). Este
incidente internacional de desobediencia civil fue considerado particularmente
provocador, y en un momento dado la amenazaron con imputarle cargos por
terrorismo. Dice que puede hacer lo que hace gracias a un padre liberal que ha
apoyado su campaña y que, a pesar de ser un antiguo oficial de marina, la
acompañó en el asiento del copiloto mientras infringía la ley al volante. Las
dos mujeres tienen asimismo diferentes posturas respecto algunas de las leyes
que han entrado en vigor de cara a estas próximas elecciones, como la
prohibición a los candidatos de usar fotografías de si mismos o de dirigirse a
individuos del sexo opuesto durante la campaña.
Ambas normas se aplican tanto a
hombres como a mujeres, pero para las activistas se trata solo de una forma
encubierta de discriminarlas a ellas mientras se vende una ilusión de igualdad:
si la única forma de hacer campaña de forma efectiva es en privado, los hombres
tienen ventaja pues cuentan con más oportunidades de difundir su mensaje en el
trabajo o a través de las redes sociales.
Sin embargo, en opinión de
Hababi, la prohibición de usar fotografías es positiva, pues evita que la gente
haga propaganda de su religiosidad, por ejemplo, por medio de la largura de su
barba, lo que desanima a los islamistas de línea más dura.
Por ejemplo, para Naseema Assada,
una de las nueve mujeres entre los 62 candidatos a las 12 concejalías de la
ciudad de Qateef, las elecciones son todavía más trascendentales. Ella es
chiíta, y Qateef es un punto caliente de manifestaciones de esta comunidad
minoritaria contra el Gobierno.
De Qateef es también Ali Mohammed
al-Nimr, el joven manifestante cuya sentencia a decapitación y crucifixión fue
condenada por el líder laborista inglés Jeremy Corbyn, y provocó un
enfrentamiento con el embajador saudí en Londres.
Assada se involucró en el
movimiento por el derecho a conducir de las mujeres dando difusión a las
detenciones realizadas en manifestaciones. Las protestas en Qateef en 2011 y 2012 desencadenaron una dura reacción del
Gobierno saudí, como sucedió tras los eventos de la primavera árabe. Gran
número de activistas de la sociedad civil fueron detenidos y sentenciados a
largas condenas.
“Al principio estaba interesada en los derechos
humanos”, explica Naseema Assada. “Nuestros derechos políticos son derechos
humanos, y los derechos político de las mujeres son también muy importantes”.
Dos veces la policía ha requerido su
presencia y la ha instado a expresarse “con moderación” cuando se refiera al
Gobierno.
Reconoce que las elecciones son, en cierto modo y
en sus propias palabras, un “teatro”. Otras activistas han optado por
boicotearlas, como Aziza al-Yousef, feminista veterana. “Las cosas están cada
vez peor”, afirma Yousef en referencia a los temores sobre si el nuevo rey,
Salman, de reputación conservadora, mantendrá las reformas de su predecesor.
“Hay que cambiar todo el sistema. No necesitamos
una revolución, sino evolución, modificar la estructura del Gobierno”, reclama.
El mayor número de mujeres que va a la universidad solo ha servido para crear
una “cárcel llena de prisioneras con formación superior”, afirma crítica.
Aun así, Naseema Assada cree que merece la pena
participar en las elecciones de hoy como una forma de demostrar a hombres y
mujeres todo lo que puede hacerse. “Son los primeros pasos, y la gente quiere
cada vez más”, dice. “No es que nos estén otorgando nuestros derechos, pero es
una forma más o menos sencilla de instruir a las mujeres y a la sociedad en
general sobre cuáles son esos derechos”. Texto: Richard Spencer. Comentarios
Montserrat A.
En cualquier caso, el comienzo es importante y un
paso de gigante teniendo en cuenta las prohibiciones a féminas. Quizás
inicialmente no es muy alentadora la situación pero nos encontramos en un
ambiente hostil para las mujeres con toda una sociedad en contra o recelosa.
Es bueno ser ambicioso frente a nuevos retos pero a
veces querer recuperar lo que consideramos merecemos de golpe, se considera una
agresión y lejos de convencer y darnos la oportunidad de abrir puertas nos las
cierran, solo por miedo, solo por ver algo nuevo frente a nosotros. Yo desde
aquí doy mi apoyo y las animo a continuar y luchar. Los pasitos cortos son
difíciles de retroceder porque son lentos pero seguros.
Montserrat A
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