No tenemos tiempo de nada, y
mientras más cosas hagamos más tareas tendremos pendientes. Esas parecen las
normas de la vida moderna. La autora presenta como antídoto el fértil aburrimiento: no hacer absolutamente nada
puede ser la herramienta más valiosa para darle sentido a todo lo que pasa.
Hubo un tiempo en que la medición
del tiempo en Occidente se hacía, de manera muy imprecisa, gracias a los relojes de sol, o .. ya en el medievo… a
las campanas que sonaban cada tres horas en las abadías o las iglesias, lo cual
permitía a los ciudadanos hacer un cálculo aproximado de cómo se fragmentaba el
día.
La conciencia del valor del
tiempo como factor de productividad económica es pues definitiva en sociedades
que se conciben organizadas alrededor del trabajo, y donde éste se ha convertido en un imperativo
para el individuo y en una exigencia social: preguntar tu qué haces? Es
equivalente a preguntar tú quién eres.
En la metrópoli y la vida mental
Georg Simmel hablaba de cómo la ciudad moderna estaba modificando al individuo
en razón de los múltiples estímulos a los que se ve sometido, y de los
que debe protegerse apelando a una selección inconsciente de lo que ve y oye.
El vértigo se ha convertido en el
signo de nuestro tiempo. Y nuestra época ha engendrado al individuo
contemporáneo o quizá sea a la inversa, con tendencia a la hiperactividad cuya
consecuencia, como sabemos, es muchas
veces la neurosis. En una sociedad así está prohibido aburrirse, ya que el
aburrimiento tiene siempre mil posibilidades de ser derrotado: ir a un cine,
entrar a un centro comercial, a un casino a un restaurante, prender la
televisión, chatear, esculcar en las redes sociales, navegar en internet. Todo
espacio de ocio debe ser llenado de actividad. La mirada, pues, va de una cosa
a otra sin descanso, propiciando , paradójicamente, el cansancio que produce el
manejo “eficaz” del tiempo. No hacer nada, literalmente, es algo que casi nunca
se considera, o que se reemplaza por dormir , la forma más sencilla de huida y
recuperación de fuerzas.
Los momentos de mera
contemplación, pues, han desaparecido casi completamente, o están reservados
para periodos muy concretos, como las vacaciones.
Llego ahora a la formulación del
planteamiento central de este artículo, que se apoya en principio en un joven
filósofo de origen coreano y formación alemana, Byung-Chul Han: “Por falta de
sosiego, nuestra civilización desemboca en una nueva barbarie. En ninguna época
se han cotizado más los activos, es
decir, los desasosegados. Cuéntase, por tanto, entre las correcciones
necesarias que deben hacérsele al carácter de la humanidad, el fortalecimiento
en amplia media del elemento contemplativo”.
La tesis de han podría resumirse
así: ”La histeria del trabajo y la producción” es el resultado de la vida
desnuda, de la conciencia contemporánea de que vivimos en el reino delo efímero.
Nietzsche también opino al
respecto diciendo: “El aburrimiento profundo corresponde al punto álgido de la
relajación espiritual” pero también habría
que agregar que el aburrimiento es territorio fértil para la reflexión, el goce
estético, la creatividad, la ensoñación. Es ocio consentid, pausa, respiración
que lleva oxígeno al espíritu.
En realidad, hoy en dia, nos
subimos al tren de la productividad, de la tecnología sin dejarnos un respiro y
provocándonos situaciones de stress y depresiones. No nos damos la oportunidad
de aburrirnos, es decir, de pensar, de meditar, de pensar en nuestra vida y lo
que hacemos con ella, porque la sociedad, nos dicta que hay que estar activo
todo el día porque si no parece que mueras, que no seas de este mundo, cuando
en realidad, comportarnos como nos comportamos es lo que nos hace estar fuera
de él .
Montserrat A
A DEFENSE: BOREDOM
We do not have time for anything, and the more
things we will do more tasks pending. Those seem to be the standards of modern
life. The author presents as an antidote fertile boredom: doing nothing may be
the most valuable tool to make sense of everything that happens.
There was a time when time measurement is made
in the West, very loosely, because sundials, or .. and in the Middle Ages ...
the bells sounding every three hours in the abbeys or churches, what which
allowed citizens to make an estimate of how fragmented the day.
Awareness of the value of time as a factor of
economic productivity is as definitive in societies that are conceived
organized around work, and where it has become imperative for the individual
and social demand: ask you what are you doing? It is equivalent to ask you who
you are.
In the metropolis and mental life Georg Simmel
spoke of how modern city was changing the individual because of the multiple
stimuli to which it is subjected, and to be protected by appealing to an
unconscious selection of what he sees and hears.
Vertigo has become the sign of our times. And
our time has spawned the contemporary individual or perhaps the reverse, with a
tendency to hyperactivity whose result, as we know, is often neurosis. In such
a society it is prohibited bored, since boredom is always a thousand
possibilities of defeat: go to a movie, go to a shopping center, a casino, a
restaurant, turn on the TV, chat, rummaging in social networks, surf the
internet. All leisure space must be filled with activity. Look, then, going from
one thing to another without rest, leading paradoxically, the fatigue that
produces the "effective" time management. Do nothing, literally, it
is something that almost never considered, or is replaced by sleep, the easiest
way to escape and recovery forces.
The moments of mere contemplation, then, have
almost disappeared completely, or are reserved for very specific periods, such
as holidays.
I come now to the formulation of the central
approach of this article, which is based in principle on a young Korean-born
philosopher and German training, Byung-Chul Han: "For lack of peace, our
civilization leads to a new barbarism. At no time they have traded more active,
that is, the restless. It is related, therefore, between the necessary
corrections to be hacérsele the nature of humanity, strengthening in broad
middle of the contemplative element. "
The thesis could have summarized as: "The
hysteria of work and production" it is the result of the bare life of
contemporary awareness that we live in the ephemeral realm model.
Nietzsche also think about saying, "The
profound boredom corresponds to the height of spiritual relaxation" but
also should add that boredom is fertile ground for reflection, aesthetic
enjoyment, creativity, reverie. It is consentid leisure, pause, breath that carries
oxygen to the spirit.
In fact, today, we boarded the train in
productivity, technology without being a break and provoking situations of
stress and depression. Do not give us a chance to get bored, that is, to think,
to meditate, to think about our lives and what we do with it, because society
dictates that we must be active all day because if you do not seem to die, do
not be of this world, when in fact, behave as we behave is what keeps us out of
it.
Montserrat A
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