Cerca de la frontera de agua con la que el Miño separa España de Portugal se encuentra O Rosal, el último municipio antes de llegar a
A Guarda. Tierra de buenos vinos, de lampreas y de angulas, este concello -y
toda la comarca del Baixo Miño en general- es conocido como el jardín de la
costa gallega. Además de una cuarta parte de la producción nacional de kiwis,
es hogar desde hace décadas del mirabel, una dorada fruta que llegó desde la
Selva Negra alemana.
Primo de cualquier variedad de ciruela que encontramos en
los puntos de venta (ambos son, además, familiares del rosal), el mirabel
(Prunus x domestica var. syriaca) es una exquisitez gastronómica difícil de
encontrar fuera del ámbito geográfico gallego y más allá de los 15 escasos días
que dura su comercialización como producto fresco. El verano es su gran
momento: a comienzos de julio se procede a su recolección, llegando a los
puntos de venta inmediatamente... y acabándose casi tan rápido como aparece.
Pero después de esta pequeña introducción de este pequeño
manjar gallego pasamos al tema del que queremos hablar: la nueva ginebra hecha
con albariño, mirabeles y… que ha ganado en Londres entre 300 otras ginebras.
Los ingredientes son Maribel, lias de albariño, enebro y
otros cuatro elementos botánicos entre los que se encuentra la flor de toxo
hicieron que esta nueva ginebra venciese a brebajes de todo el mundo. Lo hizo
en Londres, tras recibir la invitación de Diageo, la mayor empresa de bebidas
espirituosas Premium.
Esta marca fue creada por Pazo de Valdomiño, que accedió al
primer Programa Semilla Diageo llevándose el premio de 230000 euros para iniciar la producción y
comercialización de la ingeniosa bebida a través de una nueva empresa
participada por la destilería gallega y la compañía británica: Valdomiño
Premium Spirit. Llevan dos semanas y media vendiendo la nueva ginebra, creada
por la misma destilería de la que nació la receta del licor de cilantro.
Dicen que el mirabel le da un toque frutal desconocido hasta
el momento para los amantes del gin tonic. Una fruta que se cultiva
exclusivamente en la zona de O Rosal con una producción tan limitada que solo
alcanza un mes al año, del 15 de Julio al 15 de agosto, y que la hace si cabe
más especial.
Cuenta Iñaki Palacios, el director de la ginebra, que se les
ocurrió esta fórmula hace tres años “cuando empezó el bum de la ginebra”. Y
esta, que además está hecha con agua del manantial de la Serra de Argallo,
parece que va a pegar fuerte.
Como en la materia de aguardientes y orujos están más que
consagrados, en Pazo de Valdomiño pensaron
que era hora de pensar en algo rompedor para otro tipo de público. “El
aguardiente es para gente más mayor. Pero
los chavales hoy en día no salen con aguardiente”, comenta Palacios, que
reconoce que el gin tonic antes era una bebida “de cuarentones para arriba”. Un
escenario que, como puede comprobar cualquiera que se deje caer por algún local
de moda, ha cambiado por completo. El gin tonic se ha convertido en la nueva
copa por excelencia. Ha pasado del
digestivo que bebían los padres durante las largas sobremesas del cocido a las
barras de los bares más cool. Y de ahí viene el gran dilema: ¿con que tomarlo?
Porque combinaciones hay tantas como clases de ginebra. Están los puristas, que
dicen que un buen gin tonic es el de siempre, sin florituras ni frutas
silvestres. Y luego los hay que opinan todo lo contrario, y en este bando se
encuentra Pazo de Valdomiño. “La ginebra está para disfrutarla, es un campo
mucho más abierto en el que se puede innovar y fusionar aromas y sabores. Para
hacer lo mismo que otros ya hacen bien, mejor que no salgas”, sentencia
Palacios. Tanto es así que en el a destilería se tiraron tres años para dar con
la fórmula perfecta. Porque el aroma de la ginebra no lo tiene otra ginebra, y
fue complicado extraerlo. “No es dulzona, pero es más dulce que la London Dry”,
apunta el director. Precisamente por eso
los de Diageo les dijeron que podrían haber creado una nueva categoría de
ginebra, a caballo entre la más seca y la más golosa.
No obstante, las frutas no se acaban en el mirabel. A este
equipo le rondó en la mente, y en sus
innumerables pruebas y fusiones hasta dar con el éxito, otro ingrediente más
exótico: el kiwi. Quién sabe si tirarán por ahí para la próxima. De momento
toca beberse un poquito de toxo con lías de albariño, que no está nada mal para
empezar. Fuente: suplemento de La voz de galicia
Montserrat A
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