La elaboración de una mochila
indígena es un proceso
complejo que involucra interpretaciones de los hechos
cotidianos y el pensamiento ancestral de cada pueblo. Este es un recorrido por
las diferentes caras que tiene este elemento artesanal en Colombia.
Mientras camina por la carretera
que baja bordeando el río Isabelilla, María Ulcué, una indígena de las montañas
del Cauca, teje una mochila de lana virgen. Usa una aguja de croché para el
tejido y el dedo índice para templar el hilo.
Junto a ella marcha otra indígena
más joven. Lleva a sus espaldas una
mochila rústica de cabuya, de las que en esta tierra llaman jigra, con dos
gallinas a las que les han amarrado las patas con una piola. Las jigras tienen
un tejido similar al de una malla de pescador. Se usan para cargar plátanos,
frutas o gallinas hasta el mercado. De regreso vienen repletas de arroz, sal y
otros víveres.
María examina el tejido por un
instante. Luego devuelve su atención a los baches de la carretera. Al frente
están las primeras casas del pueblo. Dice que ha tejido toda su vida. Su mamá
le enseñó a hacerlo desde los cinco años. Vive de la agricultura y de la cría
de gallinas, pero cada vez que puede le echa mano a la aguja y el hilo. A veces
lo hace en la noche, después de servir la comida, o mientras camina, como ahora
que va sin prisa para el mercado del pueblo.
María Ulcué conoce los diseños de
memoria y a veces se inventa algunos. Depende del estado de ánimo: “yo hago el
Sol, las montañas o los ríos, según como me sienta. Si veo una culebra, puede
que la dibuje en una mochila”. Pero lo que hace María no es figurativo. Son
dibujos geométricos que solo ella o las demás mujeres del pueblo nasa del Cauca
saben interpretar.
En ocasiones elabora unas blancas
con cuadros de colores. Cada color tiene un significado. El negro, la tierra;
el verde, las montañas. Sin embargo, estas, por lo general, no son para vender.
Se usan para cargar las cosas personales. María también hace unas muy pequeñas
para cargar el dinero. Las abuelas nasa todavía las usan con unas tiras largas
que les sirven para amarrarlas con varias vueltas y guardarlas en el seno.
De esa manera, cada pueblo
indígena de Colombia fabrica sus propias mochilas. Son más de 80 pueblos
diseminados en selvas, llanos, montañas y en el desierto de la Guajira. Los
diseños y materiales responden a las características de cada región. En los
llanos orientales, por ejemplo, las hacen de palma de cumare y de moriche,
mientras que en las zonas andinas, las
fabrican con lana de oveja. Los wayúu del desierto usan algodón y otras fibras
naturales; aunque a veces combinan fibras sintéticas para bajar costos y venderlas más fácil, como algunas de
las que se consiguen en el malecón de Riohacha.
Las wayúu son, quizá, las de
mayor variedad en sus diseños. El
temperamento alegre del caribe se nota en los colores que utilizan para
tejerlas y también en los chinchorros que, además de brindar descanso, son
objetos de adorno en balcones y terrazas.
En la misma región, pero en lo
alto de las montañas, están los
arhuacos. Es el más conocido de los cuatro pueblos de la Sierra Nevada de Santa
Marta. Eso se debe , en gran parte, a
que la mochila arhuaca se vende en las ciudades del interior desde hace más de
40 años. En Colombia existe la percepción de que fueron los intelectuales de
izquierda y los estudiantes universitarios quienes comenzaron a usarla.
Ahora, esta mochila es una marca
registrada. Belkis Izquierdo, líder de esa comunidad, dice que al elaborarla,
las mujeres indígenas tejen el pensamiento. Allí se plasma lo que siente la
tejedora sobre su pueblo, su familia y la naturaleza.
Además, están los diseños propios
de cada una de las castas familiares que existen entre los arhuacos. Algunos de
estos linajes tienen como símbolo el caracol, el camino del Sol, el camino de
los animales o los picos nevados de la Sierra. Al igual que ocurre con los nasa
del Cauca, los diseños de los otros pueblos indígenas son abstractos y
responden en muchos casos, a la interpretación de las tejedoras.
Belkis Izquierdo explica que su
fabricación ayuda a la unión familiar. Cada años, la mujer esquila las ovejas y padre e hijos participan
la preparación de la lana hasta dejarla lista para usar en los tejidos.
Entre los arhuacos, el tejido de
la mochila comienza en la mañana. A veces, incluso, antes de que salga el Sol y
siempre antes de probar comida de sal. Esta práctica matutina es llamada
marneka, es decir, lo primero que hace una persona apenas se levanta. Izquierdo
lo explica de la siguiente manera: “Es el momento en que uno está más conectado
con el universo, cuando tiene más energía, y por eso debe dedicarle ese tiempo
a una actividad importante, como leer o tejer”.
Montserrat A
THE BACKPACKSTHAT ARE WOVEN TOGETHER WITH THE THOUGHT
The
development of an indigenous backpack is a complex process that involves
interpretations of everyday events and the thought of each ancestral people.
This is a tour of the different faces that has this crafts element in Colombia.
While
walking along the road that low bordering the river Isabelilla, Maria Ulcue, an
indigenous person from the mountains of the Cauca, weaves a backpack of virgin
wool. Uses a crochet needle for the fabric and the index finger to temper the
twine.
Together
with her running another indigenous younger. Carries on his shoulders a rustic
backpack of cabuya, which in this land called jigra, with two hens to which
they have tied the legs with a lanyard. The jigras have a fabric similar to
that of a mesh of fisherman. It is used to load bananas, fruits, or chickens to
the market. Back come filled with rice, salt and other food.
Mary
examines the tissue to a moment. Then returns his attention to the bumps in the
road. At the front are the first houses of the people. Says he has woven his
whole life. His mom taught him to do so from the age of five. Lives of
agriculture and the breeding of hens, but each time that you can stretch out
your hand for the needle and thread. Sometimes it does in the night, after
serving the meal, or while walking, as now you are going without hurry to
market in the village.
Mary Ulcue
known designs of memory and sometimes invents some. Depends on the mood:
"I am the Sun, the mountains or rivers, depending on how I feel. If I see
a snake, you can draw in a Mochila". But what makes Mary is not
figurative. Are geometric drawings that only she or the other women on the
Cauca Nasa people know how to interpret.
Sometimes
produces some white with colored boxes. Each color has a meaning. The black,
the ground; the green, the mountains. However, these are usually not to sell.
They are used to upload personal stuff. Mary also makes a very small to load
the money. The grandmothers nasa still used with some long strips that serve
them to be moored with several laps and save them in the breast. In this way,
each indigenous people of Colombia manufactures its own backpacks. There are
more than 80 villages, scattered across forests, plains, mountains and in the
La Guajira desert. The designs and materials respond to the characteristics of
each region. In the eastern plains, for example, the make palma cumare and
moriche, while in the Andean regions, the manufactured with sheep's wool. The
Wayúu desert used cotton and other natural fibers; although sometimes combining
synthetic fibers to lower costs and sell more easy, as some of them are
achieved at the pier of Riohacha.
The wayuu
are, perhaps, the most variety in their designs. The temperament of the
Caribbean are cheerful note in the colors that are used for weaving them into
and also in the chinchorros that, in addition to providing rest, are objects of
adornment in balconies and terraces.
In the same
region, but high in the mountains, are the Arhuacos. It is the most well-known
of the four villages in the Sierra Nevada de Santa Marta. This is due, in large
part to the fact that the Arhuaco backpack is sold in the cities of the
interior for more than 40 years. In Colombia there is a perception that were
left-wing intellectuals and university students who began to use it.
Now, this
backpack is a registered trademark. Belkis Left, leader of the community, said
that the compilation, indigenous women weave the thought. There are plasma what
feels the weaver on his people, his family and nature.
In
addition, there are the designs of each of the scheduled castes families that
exist between the Arhuacos. Some of these lineages have as a symbol the snail,
the path of the Sun, the path of animals or the snow-capped peaks of the
Sierra. As with the NASA del Cauca, the designs of other indigenous peoples are
abstract and respond in many cases, to the interpretation of the weavers.
Belkis Left
explains that its manufacture helps the family union. Each year, the woman
shearing the sheep and father and children involved the preparation of the wool
to leave it ready for use in the tissues.
Between the
Arhuaco, the tissue of the backpack starts in the morning. At times, even
before the sun comes out and always prior to sample food from salt. This
practice is called marneka morning, that is to say, the first thing that makes
a person hardly rose. Left explains it as follows: "This is the moment
when that one is more connected with the universe, when you have more energy,
and why should devote this time to an important activity, such as reading or
knitting".
Montserrat
A
No hay comentarios:
Publicar un comentario