martes, 1 de julio de 2014

LAS DISTRACCIONES

LAS DISTRACCIONES
En un monasterio budista, dos discípulos destacaban particularmente
por su brillante inteligencia, si bien eran muy diferentes el uno del otro.
El primero solía pedir al abad que lo dejara salir del monasterio para ver el mundo, y en él poder poner en práctica su zen. El  otro se contentaba  con la vida monástica y, aunque le hubiera gustado ver el mundo, esto no le creaba  ningún afán en absoluto.
El abad, que nunca había accedido a los pedidos del primer monje, pensó un día que tal vez los tiempos eran maduros para  que los  jóvenes monjes fueran  por el mundo durante todo un año.  El primer monje exultaba. Dejaron el templo el día siguiente al amanecer. El año transcurrió rápido y los dos monjes regresaron al monasterio con muchas experiencias para contar. El abad quiso verlos para saber qué habían descubierto durante su estancia en el mundo laico. El primer monje, el que quería conocer el mundo material , dijo que la sociedad estaba llena de distracciones  y tentaciones, y que es  imposible meditar ahí fuera. Para practicar el zen, no existe mejor lugar que el monasterio. El otro, por el contrario, dijo que salvo algunos aspectos superficiales, no encontró diferencia a la hora de meditar en el mundo exterior. Por tanto, a su parecer, quedarse en el templo o vivir en sociedad le resultaba igual.
Tras haber escuchado ambos relatos, el abad le dio a conocer su decisión: al segundo monje le concedió la autorización para que se fuera. Al primero le dijo: “será mejor que tú te quedes aquí. Todavía no estás preparado”  .
Marc E. Boillat de Corgemont Sartorio.


Distractions
In a Buddhist monastery, two disciples stood out particularly for his brilliant mind, but were very different from each other.
The first used to ask the abbot to let him leave the monastery to see the world, and he can implement his zen. The other was content to monastic life and, although he would have liked to see the world, this will not create any desire at all.
The abbot, who had never consented to the orders of the first monk, thought one day maybe the times were ripe for the young monks were the world for a whole year. The first monk exulted. They left the temple at dawn the following day. The year passed quickly and the two monks returned to the monastery with many experiences to tell. The abbot wanted to see them for what they had discovered while in the secular world. The first monk, who wanted to know the material world, said the company was full of distractions and temptations, and it is impossible to meditate outside. To practice Zen, there is no better place than the monastery. The other, however, said that except for some superficial aspects, found no difference when meditating on the outside world. Therefore, in his opinion, to stay in the temple or live in society found it equally.
Having heard both stories, the abbot gave its decision: the second monk was granted permission to leave. At first he said, "you'd better not stay here. Still you are not prepared. "

Marc E. Boillat of Corgemont Sartorio.

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