viernes, 4 de octubre de 2019

Trabajadoras en la recogida de fresas.


Hablamos de igualdad pero nos perdemos en esos
derroteros idílicos de la palabra sin afrontar ni sostener, con fuerza, la realidad. Hay mujeres que trabajan como los hombres y de las que nadie habla cuando de “temporeros” se trata. Como si solo ellos fueran a los trabajos más duros pero NO ES ASÍ. Ellas también van y sufren humillaciones de las que nadie habla.

En 2016 acudieron a Huelva 2000 temporeras migrantes; en 2019 rondan las 20000 y con ello la gran alarma sobre las condiciones de trabajo en los campos. Abogadas, activistas y sindicalistas representantes de las empresas, quieren conocer qué pasa de verdad bajo los plásticos , parece que hayan despertado ahora a una situación que lleva años existiendo y que todos miramos a otro lado.
Con un reportaje, publicado en mayo del 2018 en la revista alemana Correctiv, hizo visibilizar la realidad que escondía este negocio: el maltrato sistemático que sufren las trabajadoras desde hace décadas.

Este negocio llamado “oro rojo” mueve alrededor de 300 millones de euros al año . Desde el 2004 al 2016, la superficie de cultivo bajo plásticos en Huelva se ha incrementado en un 76% según datos de (IFAPA).
Dicho esto, podemos empezar a hablar sobre las situaciones que estas mujeres deben vivir mientras están trabajando en los campos para sobrevivir. Las condiciones en las que trabajan , por todos son conocidas aunque nadie haya querido hablar más alto hasta el 2010 que la prensa empezó a informar de dichas condiciones. Desde la asociación empresarial sectorial, solo se admitían  incidentes de acoso “residuales” queriendo minimizar las denuncias de los medios.

La consigna hoy en los campos es el silencio: saben que están en el punto de mira de los medios y no quieren arriesgar más su reputación ni que surjan nuevas denuncias. El juzgado investiga, entre otros, un presunto delito contra los derechos de 10 trabajadoras pero los relatos de ellas podrían superar la ficción: agresiones con fuerza, incitación a la prostitución, obligación de vivir en condiciones de hacinamiento en contenedores metálicos de barco, imposición de alquiler… la lista es larga.

En Moguer, un grupo de  mujeres pudo interponer una denuncia. Les aseguran que trabajarán tres meses y vivirán cerca de las fincas sin coste alguno para ellas. Sin embargo, cuando llegan les hacen firmar un contrato por obra y servicio en el que la empresa podría descontarles vivienda, agua, luz y gas de su sueldo y despedirlas en cualquier momento. Hablamos de mujeres del ámbito rural, pobres, con hijos y sin nociones del idioma.

Las exigencias son grandes y cuando se consiguen unos objetivos, estos vuelven a aumentar sin cesar. Temporeras de otras nacionalidades confirman que la exigencia de productividad es mayor para las marroquíes.
Lo que cuentan las temporeras es que el trato vejatorio y la explotación aparecen sobre todo en algunas grandes fincas, donde se obtienen beneficio a costa de traer a mujeres que no saben defenderse y están sometidas para poder dar de comer a los hijos. En las fincas pequeñas el jornal es peor, pero el trato es más humano.

Sabemos cual es la pregunta capciosa ¿Por qué se contrata mayoritariamente a mujeres y por qué preferiblemente a mujeres marroquíes? “El discurso políticamente correcto de las empresas es que las mujeres tienen las manos más delicadas pero detrás de toda esta hipocresía se encuentra que la mujer tiene  mayor capacidad de sacrificio debido a sus cargas familiares y que por ello, será más difícil que denuncie según qué situaciones porque del dinero que gana depende toda su familia. Buscan perfiles dóciles, con hijos, con nivel cultural bajo, que no creen disputas..

Muchas organizaciones hablan de largas listas de soluciones urgentes involucrando a otras organizaciones que no dejan de engrosar más el gasto público, pero que nadie se ponga las manos en la cabeza, la solución no son las listas teóricas que todo el mundo estudiará y que se dilataran en el tiempo hasta que nos olvidemos. La gran solución está en un control estatal y en respetar las leyes desde donde deben respetarse sin mirar a otro lado. Eso no tiene tanto coste y la solución sería más real y efectiva aunque los intereses de algunos pudieran verse afectados. Ese es uno de los principales escoyos.

Hablar de un problema y dar el nombre apropiado a dicho problema hará que podamos identificarlo y poder abordarlo dando soluciones. Mientras sigamos con esa nueva política modernista de inventar vocablos nuevos a problemas viejos, continuaremos perdiendo el tiempo sin poner soluciones a grandes problemas que solo favorecen a unos y perjudican a otros, por desgracia, siempre a los mismos. (fuente: mujerhoy marzo 2019. Artículo original escrito por Lola Fernández.)

Montserrat A



Women workers in strawberry picking.
We speak of equality but we lose ourselves in those idyllic paths of the word without facing or sustaining, with force, reality. There are women who work like men and nobody talks about when it is "temp". As if only they went to the toughest jobs but IT'S NOT. They also go and suffer humiliations that nobody talks about.

In 2016, 2000 temporary migrants went to Huelva; In 2019 they are around 20,000 and with it the great alarm about working conditions in the fields. Lawyers, activists and trade unionists representing companies, want to know what really happens under plastics, it seems that they have now awakened to a situation that has been around for years and that we all look the other way.
With a report, published in May 2018 in the German magazine Correctiv, made visible the reality that hid this business: the systematic abuse suffered by women workers for decades.
This business called "red gold" moves around 300 million euros a year. From 2004 to 2016, the cultivation area under plastics in Huelva has increased by 76% according to data from (IFAPA).
That said, we can start talking about the situations that these women must live while they are working in the fields to survive. The conditions in which they work are known by everyone even if nobody wanted to speak louder until 2010 than the press began to report these conditions. From the sectoral business association, only incidents of “residual” harassment were admitted, wanting to minimize media complaints.

The slogan today in the fields is silence: they know that they are in the spotlight of the media and do not want to risk their reputation anymore or that new complaints arise. The court investigates, among others, an alleged crime against the rights of 10 workers but their stories could overcome fiction: aggressions with force, incitement to prostitution, obligation to live in overcrowded conditions in metal ship containers, imposition of rent ... the list is long.

In Moguer, a group of women was able to file a complaint. They assure them that they will work three months and live near the farms at no cost to them. However, when they arrive they have them sign a contract for work and service in which the company could deduct housing, water, electricity and gas from their salary and fire them at any time. We talk about rural women, poor people, with children and without language notions.

The demands are great and when goals are achieved, they increase again and again. Temporary workers from other nationalities confirm that the demand for productivity is greater for Moroccans.
What the seasonal workers tell us is that the vexatious treatment and exploitation appear above all in some large farms, where profit is obtained at the cost of bringing women who do not know how to defend themselves and are subject to be able to feed their children. In small farms the wage is worse, but the treatment is more humane.

We know what the trick question is. Why are women mostly hired and why preferably Moroccan women? "The politically correct discourse of companies is that women have the most delicate hands but behind all this hypocrisy is that women have a greater capacity for sacrifice due to their family burdens and therefore, it will be more difficult to report according to what situations because the money you earn depends on your whole family. They look for docile profiles, with children, with a low cultural level, who do not create disputes.

Many organizations talk about long lists of urgent solutions involving other organizations that do not cease to increase public spending, but that nobody puts their hands on their heads, the solution is not the theoretical lists that everyone will study and that will expand in time until we forget. The great solution is in state control and in respecting the laws from where they must be respected without looking elsewhere. That does not have much cost and the solution would be more real and effective although the interests of some could be affected. That is one of the main brooms.
Talking about a problem and giving the appropriate name to that problem will allow us to identify it and be able to address it by giving solutions. As long as we continue with this new modernist policy of inventing new words to old problems, we will continue to waste time without putting solutions to big problems that only favor some and harm others, unfortunately, always the same. (Source: woman today March 2019. Original article written by Lola Fernández.)

Montserrat A

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