Debido al
estrés que producen las grandes ciudades, la exigencia, las distancias y el
tiempo que hay que dilatarlo sin que se amplíen las franjas horarias de 24
horas diarias, hace que algunas personas se planteen cambiar de vida y de
ritmo. Por ello, cada vez más parejas deciden cambiar de ambiente y empezar una
nueva vida en pueblos o zonas rurales donde el ritmo, la exigencia toman una
velocidad diferente. Años atrás, esto se estigmatizaba y se catalogaba como un
retroceso pero hoy en día, es sinónimo de calidad de vida, de contacto con la
naturaleza buscando nuevos alicientes y una vida más sana.
Los urbanitas
buscan recuperar el tiempo perdido en la ciudad, la añoranza de poder disponer
de su tiempo, intentar que su vida tenga una nueva oportunidad y sentido por
ello muchas de estas personas asumen este cambio como un nuevo modelo social.
La gente quiere huir de la rutina diaria, de hacer cada día lo mismo a la misma
hora y de encontrarse los atascos que van carcomiendo la paciencia y la
existencia. Así que un día se dice basta!! Y se buscan las alternativas
naturales que nos ofrezca esa libertad que se anhela.
Cat Jary, es
londinense de nacimiento y granadina de adopción. Es violonchelista y profesora
de la Alexander Music School y coordina una iniciativa musical que reúne cada
año en la Alpujarra a los concertistas internacionales más selectos. Ella lleva
más de 10 años viviendo y enseñando música en Ferreirola, un municipio con 81
habitantes de los cuales 37 son extranjeros. Ella estaba cansada de la vida de
Londres.
María,
arquitecta de profesión también se trasladó a un pueblo donde solo habían dos
habitantes pero que en un día se triplico la población. Vive a poco de León y
Astorga pero su ubicación le permite disfrutar de su tiempo, la naturaleza y
trabaja para vivir dejando que no ocupe un primer puesto en la vida. Según ella se siente más equilibrada con más
armonía contigo mismo. Leer, pasear, cuidar la huerta, hacer yoga… es una
opción que da a su familia para que el día de mañana ellos puedan decidir si
prefieren la vida de ciudad o campo porque conocerán ambas.
En Amayuelas
de Abajo, en la estepa palentina es habitada por un grupo de urbanitas que se
instaló en los 90. Hoy en día son una veintena y una de ellas es María José.
Era maestra de educación especial y hoy es panadera y pastelera del pueblo que
vende sus productos a las villas de alrededor.
Podríamos
hablar de una rebelión silenciosa . Un tipo de consumo diferente y más
sostenible. Las iniciativas, por parte de ayuntamientos hace que este tipo de
movimientos sean cada vez más activos porque dan una opción de supervivencia
como hizo un joven alcalde ofrecer la gestión de una tienda propiedad del
ayuntamiento a la que se presentaron 800 solicitudes. Toñi fue una de las que
postularon porque poseía una empresa de transporte que la gestionaba entre ella y su marido que
no se veían en todo el día.
Es una tienda
donde se encuentra pan, vino, aceite.. una especie de ultramarinos donde más
que una tienda es un punto de encuentro para los vecinos. Ella disfruta de su
tiempo, del negocio y de su marido. Este cambio hizo que recuperara la vida en
común y disfrutara de lo que es compartir en pareja algo.
Un cambio
siempre es bueno, dicen. Si tienes un negocio pequeño para subsistir y tienes
claro que tus necesidades son las básicas todo es posible. No olvidemos que al
final, lo importante es compartir y relacionarse. El humano se hizo para eso,
para hablar, comunicarse, compartir y trabajar para todo ello.
Yo misma soy
una de esas personas que cambio la vida en la ciudad por una ciudad mucho más
pequeña que me ofrece lo que allí era imposible conciliar. Yo me levantaba a
las 6.30h cada mañana para poder llegar al trabajo a las 8.30h debido a las
caravanas en carretera. La distancia que recorría cada día era de 20km para ir
y 20km volver. Llegaba al trabajo y desde que entraba hasta que salía el
trabajo, los problemas y las obligaciones me absorbían al 150%. En aquel momento
pensaba que era lo que se debía hacer pues desempeñaba un puesto importante en
la empresa pero cada año que pasaba me daba cuenta que lo único que hacía era
desperdiciar mi vida y quemarme hasta tal punto que hasta la vida en sí me
molestaba.
El sábado era
para comprar y arreglar el jardín, eso me daba un poco de oxigeno además de
trabajo. El domingo era para descansar y pensar en el lunes que debía llegar y
ponerme a resolver líos varios que conllevaba el trabajo volviendo a empezar la
rueda. Al final, decidí romper con todo e irme a una ciudad más pequeña donde
ahora siento que mi tiempo me pertenece y que soy feliz con un té , un libro
que me presta la biblioteca y poco más. La vida es eso, vivir y no subirte al
carro de más y más hasta que te dejas la salud y luego no hay marcha atrás. El
cuerpo es como un avión, hay un tiempo de no retorno así que hay que estar
avispado para que eso no ocurra , si verdaderamente queremos modificar algo de
nuestras vidas.
Montserrat A.
NEORRURALISM:
THE NEW MOVEMENT THAT LITTLE TO LITTLE IS TAKING MORE IMPORTANCE.
Due to the
stress that large cities produce, the demand, the distances and the time that
has to be delayed without extending the time slots of 24 hours a day, makes
some people consider changing their lives and pace. Therefore, more and more
couples decide to change their environment and start a new life in towns or
rural areas where the pace, the demand, take on a different speed. Years ago,
this was stigmatized and cataloged as a setback but nowadays, it is synonymous
with quality of life, contact with nature looking for new attractions and a
healthier life.
The urbanites
seek to recover the lost time in the city, the longing to be able to dispose of
their time, to try that their life has a new opportunity and sense for it many
of these people assume this change as a new social model. People want to escape
from daily routine, to do the same thing every day at the same time and to find
the traffic jams that are eating away patience and existence. So one day it's enough!
And we look for the natural alternatives offered by that freedom that is
desired.
Cat Jary, is a
London by birth and grenadine of adoption. She is a cellist and teacher of the
Alexander Music School and coordinates a musical initiative that brings together
the most select international concert artists every year in the Alpujarra. She
has lived and taught music for more than 10 years in Ferreirola, a municipality
with 81 inhabitants, of which 37 are foreigners. She was tired of London life.
María, an
architect by profession, also moved to a town where there were only two
inhabitants but in one day the population tripled. Live little Leon and Astorga
but its location allows you to enjoy your time, nature and work to live leaving
not occupy a first place in life. According to her, she feels more balanced
with more harmony with yourself. Reading, walking, taking care of the garden,
doing yoga ... is an option that you give to your family so that tomorrow they
can decide if they prefer city or country life because they will know both.
In Amayuelas
de Abajo, in the Palencia steppe, it is inhabited by a group of urbanites who
settled in the 90s. Today there are around twenty and one of them is María
José. She was a special education teacher and today she is a baker and pastry
chef from the village who sells her products to the surrounding villages.
We could talk
about a silent rebellion. A different type of consumption and more sustainable.
The initiatives, by municipalities makes this type of movement are increasingly
active because they give a survival option as did a young mayor to offer the
management of a store owned by the city to which 800 applications were
submitted. Toñi was one of those who applied because she owned a transportation
company that managed it between her and her husband, who did not see each other
all day.
It is a store
where you can find bread, wine, oil ... a kind of grocer where more than a
store is a meeting point for neighbors. She enjoys her time, the business and
her husband. This change made him recover his life in common and enjoy what it
is to share something as a couple.
A change is
always good, they say. If you have a small business to survive and you are
clear that your needs are the basic, everything is possible. Let's not forget
that in the end, the important thing is to share and relate. The human was made
for that, to talk, communicate, share and work for all this.
I myself am
one of those people who changed life in the city for a much smaller city that
offers me what was impossible to reconcile there. I got up at 6.30 am every
morning to get to work at 8.30 am due to caravans on the road. The distance
traveled each day was 20km to go and 20km back. I came to work and from the
moment I entered until work came out, the problems and obligations absorbed me
150%. At that time I thought it was the right thing to do because I played an
important role in the company, but every year I realized that all I did was
waste my life and burn myself to the point that even life bothered me.
Saturday was
to buy and fix the garden, that gave me a bit of oxygen as well as work. On
Sunday it was to rest and to think about Monday that I had to arrive and start
solving several problems that involved the work starting the wheel again. In
the end, I decided to break everything and go to a smaller city where I now
feel that my time belongs to me and that I am happy with a tea, a book that the
library lends me and little else. Life is that, live and not get on the car
more and more until you leave health and then there is no going back. The body
is like an airplane, there is a time of no return so we have to be smart so
that it does not happen, if we really want to change something in our lives.
Montserrat A
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