LOS ANSIOLITICOS

Lamentablemente la popularización de los ansiolíticos,

no solo en nuestro país, es grande. Los españoles somos líderes europeos en consumo de sedantes. La ansiedad es ya la enfermedad mental más popular en nuestro país. Los orígenes son muchos y yo no soy la persona más adecuada para citarlos pero si es cierto que nuestra sociedad está muy influenciada por  las corrientes internacionales de la competitividad a su exponente mayor: más guapos, más listos, los mejores, los que debemos conseguir más logros, los más poderosos… la preposición más debería ser menos utilizada en nuestros días.. y si esto no fuera suficiente entramos en las guerras de las nuevas corrientes como las redes sociales… al final esa ansiedad no es más que el fruto de muchas frustraciones que en vez de afrontarlas y darles solución preferimos buscar refugio en pastillas ya que nos parece más rápido y fácil.

Pero también es cierto que no siempre esa frustración tiene una solución fácil. Sin embargo, hay personas que tienen mayor predisposición  a sufrirla por cuestiones genéticas. Según la OMS 1 de cada 10 españoles sufre síntomas de ansiedad.

Se ha producido una gran  visibilidad y socialización de la enfermedad. Nadie duda en hablar de sus ataques de ansiedad, de ver en librerías ejemplares de autoayuda, es como si esta enfermedad fuera ya parte de nuestra sociedad y que además fuera necesaria para decir “yo también pertenezco a este mundo”. Cada persona afronta la situación como puede para poder superar esos momentos diarios de agonía que nos puede producir una situación, una persona, una presión o una situación que nos supera.

En USA, donde se generan y contagian estas situaciones al resto del mundo, convirtiéndose en una moda(pero que nadie lo tome como algo frívolo) “porque yo también lo he sufrido y se de que hablo”.  También se habla de los millennial como la generación ansiosa por el aumento que ha tenido entre los jóvenes. Algo que no me extraña debido a la situación laboral y social en la que vivimos. Según la última encuesta nacional de salud, la ansiedad era el sexto problema de salud  pero la ausencia de estudios más profundos complica la comparación. La crisis ha sido un detonante. Las pérdidas de trabajo, de estatus social han hecho que la sociedad y las personas que pertenecen a ella, hayan tenido que renunciar y cambiar muchos hábitos así como vivir situaciones límite, por tanto, el sufrir ansiedad no sería algo extraño. Pero es cierto que vivimos en una sociedad que fomenta el estrés y la ansiedad, debido a la competitividad, la rapidez en la que vivimos, la cantidad de cosas que hacemos y queremos hacer, expectativas propuestas…y todo esto va acompañado de cambios continuos que no siempre son fáciles de asimilar y menos aún de aceptar. Pero no olvidemos el hedonismo instaurado en nuestra sociedad, aquella que quiere disfrutar y que solo aspira a eso evitando las emociones negativas y sobre protegiendo para que no haya sufrimiento, ni reveses, algo normal en la vida. Eso hace que no aprendamos a afrontar situaciones  complicadas ni las entendamos para poder resolverlas creando frustración cuando llegan.

Por otro lado, toda esta situación nos lleva a otro problema que es la automedicación, pastillas para hacer más llevadero el día, pastillas para dormir… y todo sin pasar por un especialista que nos asesore adecuadamente pudiendo producir dependencia real o bien psicológica.

La OMS nos alerta de que no se pueden tratar los problemas emocionales, como el duelo o el trauma.

La única solución es tratarse con ayuda externa para que nos enseñen a superarlos o bien a gestionarlos dejando que afloren y poder liberarnos de ellos.

Sin embargo, lo mejor que se puede hacer como prevención es vivir en el mundo real de continuos cambios y sumidos en constante incertidumbre. Si aprendemos a adaptarnos y aceptar este tipo de vida quizás la ansiedad bajaría de intensidad.

Pero no olvidemos algo importante, aprender a aburrirse es bueno y saludable, que además nos puede ayudar a superar esa ansiedad. Aunque si lo que queremos es salir de ese bucle negativo, lo mejor es hacer una limpieza y hay que plantearse darnos de baja de Facebook, whatsapp, Messenger, Instagram… y no sé cuántas cosas más. Eso hará que desconectemos y volvamos a resetearnos. No es fácil, ya que esto nos puede causar un “mono” atroz pero si somos capaces de superarlo, luego volveremos a empezar limpios evitando caer en la tentación, es decir, aprendiendo a valorar lo que es bueno y lo que nos puede perjudicar de nuevo.

Pensamos que estar conectados a las redes hará que no nos perdamos nada pero en realidad, lo que hacemos es perdernos todo lo importante. A quién le interesa que lleva alguien, que tontería cuelga o que comentario, normalmente destructivo, hace alguna celebrity o moderna del momento.

Pensemos, tomemos distancia y valoremos lo importante. No nos dejemos llevar por las corrientes de borreguismo que tanto imperan y que al parecer mucha gente interesa.

Vivimos en una sociedad de cromos repetidos, donde nos parecemos, donde vestimos igual, donde hablamos igual, es decir, no hablamos, y lo peor de todo, no pensamos.

Montserrat A

THE ANSIOLITICS

Unfortunately, the popularization of anxiolytics, not only in our country, is great. Spaniards are European leaders in sedative use. Anxiety is already the most popular mental illness in our country. The origins are many and I am not the most appropriate person to quote them but it is true that our society is very influenced by international currents of competitiveness to its greatest exponent: the most beautiful, the smartest, the best, the ones that we must get the most achievements, the most powerful ... the preposition should be less used in our days ... and if this were not enough we enter the wars of new currents such as social networks ... in the end that anxiety is nothing but the fruit of many frustrations that instead of facing them and giving them a solution, we prefer to seek refuge in pills because it seems faster and easier.

But it is also true that not always that frustration has an easy solution. However, there are people who are more predisposed to suffer it for genetic reasons. According to WHO, 1 out of every 10 Spaniards suffers from anxiety symptoms.

There has been great visibility and socialization of the disease. Nobody hesitates to talk about their anxiety attacks, to see in exemplary self-help bookstores, it is as if this disease was already part of our society and that it was also necessary to say "I also belong to this world". Each person confronts the situation as best he can in order to overcome those daily moments of agony that a situation, a person, a pressure or a situation that surpasses us can cause us.

In the USA, where these situations are generated and spread to the rest of the world, becoming a fad (but nobody takes it as something frivolous) "because I have also suffered it and I know I speak". Millennials are also spoken of as the generation anxious for the increase it has had among young people. Something that does not surprise me due to the work and social situation in which we live. According to the latest national health survey, anxiety was the sixth health problem but the absence of more in-depth studies complicates the comparison. The crisis has been a trigger. Losses of work, social status have made society and the people who belong to it have had to renounce and change many habits as well as living limit situations, therefore, suffering anxiety would not be something strange. But it is true that we live in a society that fosters stress and anxiety, due to competitiveness, the speed in which we live, the amount of things we do and want to do, proposed expectations ... and all this is accompanied by continuous changes that They are not always easy to assimilate and even less to accept. But let's not forget the hedonism established in our society, the one that wants to enjoy and that only aspires to that by avoiding negative emotions and protecting so that there is no suffering or setbacks, something normal in life. This means that we do not learn to face complicated situations or understand them in order to solve them, creating frustration when they arrive.

On the other hand, this situation leads to another problem that is self-medication, pills to make the day more bearable, sleeping pills ... and all without going through a specialist who can advise us properly can produce real or psychological dependence.

The OMS alerts us that emotional problems, such as grief or trauma, can not be treated.

The only solution is to deal with external help so that they teach us to overcome them or manage them by letting them come out and free us from them.

However, the best thing that can be done as prevention is to live in the real world of continuous changes and submerged in constant uncertainty. If we learn to adapt and accept this type of life perhaps anxiety would decrease in intensity.

But let's not forget something important, learning to get bored is good and healthy, which can also help us overcome that anxiety. Although if we want to get out of that negative loop, it is best to do a cleanup and we must consider unsubscribing from Facebook, whatsapp, Messenger, Instagram ... and I do not know how many more things. That will make us disconnect and reset again. It is not easy, as this can cause us a terrible "monkey" but if we are able to overcome it, then we will start clean again avoiding falling into temptation, that is, learning to value what is good and what can harm us. new.

We think that being connected to the networks will make us lose nothing but in reality, what we do is lose everything important. Who cares that someone is carrying, what nonsense hangs or what comment, usually destructive, makes some celebrity or modern of the moment.

Let's think, let's take a distance and value what is important. Let's not get carried away by the currents of borreguismo that both prevail and that apparently many people are interested.

We live in a society of repeated cards, where we look like, where we dress the same, where we talk the same, that is, we do not talk, and worst of all, we do not think.

Montserrat A