habla de un lugar especial. Os incluyo algunos párrafos
para que podáis visualizar esta maravilla de lugar. Este artículo está escrito
por Francisco López- Seivane. Yo solo incluyo algunos párrafos de su artículo
ya que me ha parecido increíble y muy interesante. Además es uno de los viajes
que tengo pendientes y sé que haré algún día.
El peregrinaje espiritual por la
extensa red de caminos que surcan sus bosques y sus templos fue, durante
siglos, un privilegio reservado a nobles y emperadores.
La península de Kii, en Wakayama,
es un macizo montañoso, poblado de espesos bosques y cruzado por innumerables
ríos y torrentes. El extremo meridional, conocido como Kumano, igual que el río
que lo cruza, ha sido durante milenios la reserva espiritual de Japón, un
paraíso en la tierra, velado por la niebla y habitado por dioses y criaturas
celestiales, accesible sólo a ascetas, místicos y emperadores, que acudían en
peregrinación para expiar sus culpas y purificar sus almas. El Kumano Kodo, una
extensa red de caminos que, de templo en
templo, cruzan este complejo mundo de montañas solitarias, paisajes virginales,
leyendas increíbles y antiguas tradiciones, ha sido declarado recientemente
Patrimonio de la Humanidad. Pero, hoy en día,
no solo transitan peregrinos en busca de la salvación, sino también
amantes de la naturaleza, en parte atraídos por sus sublimes escenarios y en
parte abducidos por la fuerza espiritual que emanan.
Nunca vi llover con tanto afán.
El agua caía con auténtico frenesí, sin respiro. Durante días no escampó ni un
solo m omento, mientras la metralla de la lluvia golpeando contra los cristales
y el espíritu del viento aullando en los bosques cercanos impedía conciliar el
sueño por las noches. Si no era el diluvio, lo parecía. Pronto nos quedamos sin
luz, sin agua y sin teléfono, aislados en un albergue de montaña, junto a
takahara oyi, uno de los más antiguos y sagrados oyi que jalonan el Kumano Kodo.
Cuando finalmente la lluvia cesó y el cielo se aclaró, el paisaje era
esplendoroso, pero los daños causados por el tifón Talas nos estremecieron:
ríos desbordados, poblaciones arrasadas y más de 100 víctimas. Así que mi primera recomendación, amigos lectores, es
que, si deciden visitar esta región, cosa que les recomiendo vivamente, eviten
a toda costa hacerlo en septiembre.
Peregrinar a Kumano fue durante
siglos una dura prueba y un privilegio de nobles y emperadores, que
acostumbraban a hacerlo tras haber abdicado de sus responsabilidades
terrenales.
El sendero tradicional, es que
seguían los emperadores desde el siglo X, partía de la capital, Kioto,
descendía siguiendo el curso del río Yodo hasta Osaka, y seguía por la costa
hasta Tanabe. A menudo, este trayecto se hacía en embarcaciones. Desde allí, se
adentraban en las montañas por la llamada ruta Nakahechi, si bien el sendero evitaba los valles y el curso
de los ríos, para avanzar cumbreando por los lomos de las montañas hasta Kumano Hongu, el primero de
los tres grandes templos que constituyen el Kumano Sanzan.
La peregrinación de Kumano es
circular, incluyendo la visita a los tres templos más sagrados, Hongu, Shingu y
Nachi, y el retorno al punto de partida por una ruta diferente.
En la actualidad, se puede ir muy
cómodamente de Tanabe a Hongu por la única carretera que atraviesa la península
de mar a mar, siguiendo el curso del río Tonda. Es un agradable recorrido de
apenas unas horas por hermosos valles con un fondo de bosques y montañas. Pero
el auténtico kodocruza el río Tonda en Takiyiri-oyi, un punto crucial para los
peregrinos, ya que aquí se entra en “la tierra de los muertos”, el corazón de
Kumano. Apenas cruzado el río, el camino se empina y comienza el ascenso hasta
Takahara-oyi, a 800 metros de altura, el lugar donde me alcanzó el tifón.
difuntos porque allí muere el yo impuro y pecador del
peregrino. El Kodo –el Camino- actuará a partir de ese momento como elemento
purificador y transformador para que renazca un ser nuevo de luz y pureza. Por
muy descreído que se sea, nadie puede obviar lo espiritual cuando se adentra en
este singular universo. El Kumano Kodo aparece
jalonado de oyis, pequeñas capillas de madera que marcan el sendero cada pocos kilómetros. Todos están
situados en lugares muy especiales, cada uno con su historia, su magia y su
leyenda. Algunos son centenarios y están asociados a templos de mayor rango,
cuya deidad ha sido transferida, generalmente en una peana a hombros de monjes.
Los oyis existen para proteger al peregrino, tanto espiritual como materialmente,
así que frecuentemente disponen de servicios y una cabaña de descanso. Los peregrinos se detienen en todos, cumplen
con los rituales de rigor, reponen fuerzas y se recrean en la belleza del
paisaje, recargándose, de paso, con la extraordinaria fuerza telúrica que emana
de esos lugares tan especiales.
El shinto es una religión cuyos
dioses son los árboles, los ríos, los bosques y las fuerzas de naturaleza, así
que lo que en el fondo honran esas capillas es la belleza celestial de un
paisaje, la fuerza de un árbol centenario, la vida que arrastran las aguas de
un río… El oyi de Takahara, por ejemplo, el más antiguo de Kumano, se halla en
medio de un bosque, junto a un alcanforero gigante de más de 1000 años de
antigüedad. El albergue de Kri-no-sato quiere decir “lugar en las nubes” y
basta asomarse a la ventana al amanecer para contemplar cómo las montañas
parecen emerger de un océano de nubes blancas.
Los caminantes que se aventuren
en esta ruta encontrarán senderos primorosos, a veces empedrados y otras no,
pero siempre protegidos por bosques de una belleza indescriptible. De hecho, a
esta zona se la conoce como Kii-no-duni, el país de los árboles.
Tradicionalmente, los bosques han sido un bien público en Japón. No podía
talarse ni un solo árbol sin el permiso escrito del señor feudal de turno. Los
más valiosos eran la nuez moscada, el olmo, el alcanforero, el pino, el cedro y
el ciprés. Exactamente los mismos que pueblan hoy los bosques de Kumano.
Avanzas entre ellos sintiendo que te protegen, te brindan sombra, fragancia y,
de alguna manera, te transmiten su fuerza. Así que, casi sin querer, uno va
entrando poco a poco en el espíritu del shinto y empieza a comprender en
silencio la reverencia que los antiguos sentían por la naturaleza.
La ruta transcurre generalmente
en silencio. Las subidas son muy duras, los bosques muy hermosos y el silencio
demasiado preciosos para romperlo. Todo aparece limpio y ordenado. Ni un papel
en el suelo, ni un algo desaliñado que interfiera en la armonía del lugar. El orden invita a la
serenidad, así que el espíritu se va aquietando a medida que uno avanza por paisajes cada vez más
virginales, más celestiales, si se quiere.
Montserrat A
KUMANO: THE HEAVENLY MOUNTAINS OF JAPAN
I read an article in the Dec. 6
Zen talking about a special place. I included a few paragraphs so you can view
this wonderful place. This article is written by Francisco Lopez-Seivane. I
only included a few paragraphs of your article has since seemed amazing and
very interesting. It is also one of the trips that I have outstanding and I
know that I will someday.
The spiritual pilgrimage through
the extensive network of roads that cross forests and temples was for centuries
a privilege reserved for emperors and noble privilege.
Kii Peninsula in Wakayama, is a
mountain range, full of dense forests and crossed by countless rivers and
streams. The southern end, known as Kumano, like the river that crosses it has
been for millennia the spiritual reserve of Japan, a paradise on earth, veiled
in mist and inhabited by gods and celestial creatures, accessible only to
ascetics, mystics and emperors, who went on a pilgrimage to atone for his sins
and purify their souls. The Kumano Kodo, an extensive network of roads, from
temple to temple, cross this complex world of lonely mountains, virgin
landscapes, incredible ancient legends and traditions, it has recently been
declared a World Heritage Site. But today, not only passing pilgrims in search
of salvation, but also nature lovers, in part attracted by the sublime scenery
and partly abducted by the spiritual power emanating.
I've never seen it rain so
eagerly. The water fell with real frenzy, without respite. He not stopped
raining for days not a single m omentum, while shrapnel rain pounding against
the windows and the spirit of the wind howling in the woods nearby prevented to
sleep at night. If the flood was not, it seemed. Soon we were without light,
without water and phone, isolated in a mountain lodge, with oyi Takahara, one
of the oldest and most sacred oyi paving the Kumano Kodo. When the rain finally
stopped and the sky cleared, the scenery was magnificent, but the damage caused
by Typhoon Talas shook us overflowing rivers, devastated towns and more than
100 victims. So my first recommendation, dear readers, is that if you decide to
visit this region, which would strongly advise, avoid at all costs to do so in
September.
Pilgrimage to Kumano was for
centuries an ordeal and a privilege of nobles and emperors, who used to do
after having abdicated their earthly responsibilities.
The traditional path is still the
emperors from the tenth century, it started from the capital, Kyoto, down
following the course of the Yodo River to Osaka, and continued along the coast
to Tanabe. Often, this journey was made by boat. From there, he ventured into
the mountains for the call Nakahechi route, although the path avoiding the
valleys and river courses to advance cumbreando along the spines of the
mountains to Kumano Hongu, the first of the three major temples that are Kumano
Sanzan.
The Kumano pilgrimage is
circular, including a visit to the three holiest shrines, Hongu, Shingu and
Nachi, and return to the starting point via a different route.
Today, you can go comfortably to
Hongu Tanabe by the only road that crosses the peninsula from sea to sea,
following the course of the Tonda River. It's a nice tour just hours through
beautiful valleys with a backdrop of forests and mountains. But the real
kodocruza the Tonda River Takiyiri-oyi, a crucial point for pilgrims, because
here is entered in "the land of the dead", the heart of Kumano. Just
across the river, the road climbs and begins the climb up Takahara-oyi, 800
meters high, where I reached the typhoon.
Crossing the Tonda is entered, as
I say, in the land of the dead because there dies impure and sinful pilgrim.
The Kodo-the Camino- act upon that moment as a purifying and transforming
element to be reborn a new light and purity. However disbelieved that is, no
one can ignore the spiritual when it goes into this unique universe. The Kumano
Kodo oyis is adorned with small wooden chapels that mark the trail every few
kilometers. All are located in very special places, each with its history, its
magic and legend. Some are centuries old and are associated with temples
senior, whose deity has been transferred, usually in a stand on the shoulders
of monks. The oyis exist to protect pilgrims, both spiritually and materially,
so they often have amenities and a cabin to rest. Pilgrims stop at all meet the
rigorous rituals, replenished forces and play in the beautiful landscape,
leaning, incidentally, with the extraordinary telluric force emanating from
these special places.
Shinto is a religion whose gods are
trees, rivers, forests and the forces of nature, so that deep honor these
chapels is the celestial beauty of a landscape, the strength of an ancient
tree, the life drag the waters of a river ... the oyi Takahara, for example,
the oldest Kumano, is in the midst of a forest, next to a giant camphor tree
over 1000 years old. The hostel Kri-no-sato means "place in the
clouds" and just look out the window at dawn to watch as the mountains
seem to emerge from a sea of white clouds.
Hikers who venture on this route
will find exquisite trails, sometimes paved, sometimes not, but always
protected forest of indescribable beauty. In fact, this area is known as
Kii-no-duni, the country of the trees. Traditionally, forests have been a
public good in Japan. He could not cut down a single tree without the written
permission of the feudal lord of turn. The most valuable were nutmeg, elm,
camphor, pine, cedar and cypress. Exactly the same as today inhabit the forests
of Kumano. Advance including feeling that protect you, give you shade,
fragrance and, somehow, I convey strength. So, almost by accident, you go
slowly entering into the spirit of Shinto and silently begins to understand the
reverence felt for the ancient nature.
The route generally takes place
in silence. The ups are very hard, very beautiful forests and silence too
precious to break it. Everything appears clean and tidy. Not a paper on the
floor, or a scruffy something that interferes with the harmony of the place.
The order invites serenity and the spirit goes quieting as one progresses
through increasingly virgin, most heavenly scenery, if you will.
Montserrat A
No hay comentarios:
Publicar un comentario