fundamentado en el respeto a los animales. Su dieta se basa en
cereales, fruta, verdura y legumbres.
Evitar el sufrimiento de los
animales, reducir la contaminación y preservar el medio ambiente o el deseo de
mejorar la salud son algunas de las razones que se hallan en la base del estilo
de vida vegano.
La expresión vegano nacía en
Inglaterra en 1944 derivada del término vegetariano, de la mano de Donald
Watson. Con la intención de diferenciarse de aquellas personas que se
denominaban vegetarianas e incluían productos lácteos, huevos e incluso pescado
en su alimentación, llevaban pieles o acudían a eventos con animales sin ser
menos vegetarianos, el británico acuñó el concepto y creó la primera asociación
vegana del mundo.
Desde entonces se conocen como
veganos a aquellos que tienen una dieta 100% verde y que excluyen de su menú
los animales, aves, mamíferos o peces y cualquier producto derivado como la
leche, los huevos o la miel. Sin embargo, su realidad va más allá de la elección
de tomar unos alimentos u otros. Se trata de una forma de vida en la que
también se eliminan artículos como las pieles, la lana, la seda, los productos
de limpieza y cosméticos elaborados con sustancias de procedencia animal o
testado sobre los mismos.
“Un vegano es una persona que ha
introducido unos valores éticos en su vida y que tiene que realizar una serie de cambios, entre ellos la
dieta, para estar en consonancia con esos principios morales”, afirma David
Román, presidente de la Unión Vegetariana Internacional.
“El hecho de conocer esta
corriente me hizo reafirmarme en mis creencias porque estamos procurando
bienestar para los animales y para el planeta”, afirma David interiorizó los
principios del veganismo y desterró los lácteos y los huevos de su alimentación
porque lo consideraba “la única forma de vida éticamente coherente” y además,
si pretendía defender los intereses de los animales “era necesario evitar su
explotación bajo cualquier forma”. En la actualidad, Román acumula 18 años bajo
la filosofía de vida vegana y afirma “sentirse mejor, gozar de mayor salud y
energía”.
En la realidad el universo vegano
ha experimentado una revolución en cuanto a establecimientos regidos bajo esta
filosofía. La Guía Vegetariana censaba en 2014 un total de 690 restaurantes.
Una expansión que se ha trasladado a tiendas de comida, supermercados,
boutiques de ropa y zapatos, pastelerías, heladerías, comercios de cosmética y
artículos de limpieza, artesanía…
Frytz, dueño de Planeta Vegano,
cuenta que “hace una década en España no era fácil hallar un sitio para comer
fuera de casa”. En pro de erradicar la explotación animal y ante la falta de
opciones abrió este supermercado en Madrid: ”Aquí el cliente tiene la confianza
de encontrar lo que busca sin necesidad de leer la etiqueta”.
El auge de este movimiento ha
poblado Madrid y Barcelona de estos establecimientos, donde se aglutinan buena
parte y con excelente tirón. En otras ciudades como Alicante, San Sebastián o
Málaga también se empieza a notar.
Ya sea desde una alimentación
vegetariana o desde una dieta omnívora, la clave para que la evolución al
veganismo sea adecuada y no se incurra en una deficiencia de vitaminas y
nutrientes necesarios para el organismo está en la planificación correcta de
los grupos de alimentos a ingerir. Para ello la dieta debe estar compuesta por
legumbres, fruta y cereales o por
productos fermentados como el miso o el tamari. Se completa con verdura y
grasas saludables (aceite y frutos secos), que aportan el resto de nutrientes y
la energía.
La posición de la Asociación
Americana de Dietética es clara. En 2009 expresaba que “las dietas vegetarianas y veganas bien
diseñadas son saludables, nutricionalmente adecuadas, y pueden ser beneficiosas
para la salud en la prevención y en el tratamiento de ciertas enfermedades”. De
este modo podrían ser aptas para todas las etapas de la vida, incluido el
embarazo, la lactancia, la infancia, la niñez y la adolescencia, así como para
los atletas, según la academia estadounidense, criterio al que se unen el
Consejo Australiano de Investigación en Salud y Medicina y la Asociación de
Dietistas de Canadá.
También en 2009, la investigación
de Craig J. Winston, profesor de Nutrición en la Andrews University en Estados
Unidos, indicaba que las dietas veganas bien planeadas tienden a ser más ricas
en fibra dietética, magnesio, ácido fólico (vit. B9), vitamina C y E hiero y
fitoquímicos, y más bajas en calorías, grasa saturada, colesterol, ácidos
grasos omega 3 de cadena larga, vitamina D, calcio, zinc y vitamina B12.
La alimentación vegana tiene un
talón de Aquiles en la vitamina B12, prácticamente exclusiva de los productos
de origen animal como las vísceras, los mariscos, la carne, los huevos, la
leche y de forma muy escasa en algunos cereales y levaduras.
De la misma manera que otras
vitaminas del grupo B, la B12, también conocida como cobalamina, es fundamental
para el metabolismo de las proteínas, el funcionamiento normal del cerebro y
del sistema nervioso y la formación de los glóbulos rojos.
Para todo vegetariano,
especialmente para los veganos, se trata de un asunto de máximo interés porque
en los alimentos de origen vegetal no se
encuentra en las proporciones suficientes que requiere el organismo. Según un
informe elaborado por investigadores de asociaciones veganas y vegetarianas,
“las únicas fuentes fiables de vitamina B12 son los alimentos fortificados con
esta vitamina (leches vegetales, algunos productos de soja y algunos cereales
de desayuno) y los suplementos de vitamina B12”. Una deficiencia de ésta podría
desencadenar una anemia y deterioro del sistema nervioso. “La mayoría de los
veganos consumen bastante B12 para evitar anemia y daño al sistema nervioso,
pero algunos no toman la cantidad suficiente para minimizar un riesgo potencial
de enfermedades cardiovasculares o de complicaciones durante el parto”,
aseguran.
Puntos de vista que entran en
confrontación con la percepción de numerosos médicos y nutricionistas que
aseguran que la dieta Mediterránea, catalogada por la Unesco como Patrimonio
Inmaterial de la Humanidad, es la más equilibrada y sana-
Partidario o no, antes de cambiar
los hábitos alimentarios es imprescindible consultar con un especialista para
adoptar una dieta equilibrada y evitar posibles carencias nutricionales. Si ya
está decidido a dar el paso hacia el estilo de vida vegano no dude en buscar
consejo en alguna asociación que le guíe en su camino hacia la dieta 100%
verde. Fuente: Zen 29 noviembre.
Montserrat A
No hay comentarios:
Publicar un comentario