milenaria muestra que le está
ganando terreno al café.
Se trata de un
ritual en todo el sentido de la palabra. Este comienza desde el momento en que
el consumidor escoge entre una amplia variedad de tés, aquel que lo conquista
por su olor o por sus propiedades. Sigue en la mesa, cuando el agua se sirve en
la tetera a una temperatura adecuada y las hojas contenidas en un infusor se
sumergen por el tiempo que determina el reloj de arena. Y no concluye hasta que el té se sirve en la
taza, impacta al paladar y perturba los
sentidos tanto por su sabor como por su aroma.
Este rito con
aire casi protocolar acorde con su origen asiático e inglés se practica desde
desde hace dos años en el local Ixcacau,
luego de que sus propietarias tuvieran la idea de crear sus afternoon tea dentro de un ambiente colorido,
que rompe con las anticuadas salas de té. Y lo curioso es que , pese a estar en
un país con una fuerte tradición cafetera, esa tendencia se h reproducido en
otros establecimientos, con la idea de ir especializando a un consumidor ávido
de probar y de disfrutar la versatilidad que ofrece el té.
En el 2008, para
que tenga una idea, un colombiano consumía 8,5 tazas de té en promedio, según
las cifras reveladas por Fenalco. Dos años después, el consumo creció a 10
tazas. Y, si bien Colombia está muy lejos de Turquia, que consume 1670 tazas al año, la curva va en ascenso.
Vivimos en un
país donde la gente está acostumbrada a tomar su tintico afirma Juliana Orozco,
una de las socias de Ixcacau. Pero de un
tiempo para acá comenzó a llegar mejor té al país y el colombiano se ha abierto a probar cosas nuevas. Pese a
que nosotras ofrecemos café, por ejemplo, el 60% se inclina por el té, 15, por el chocolate y
el 25, por el aromático. Ello evidencia que la gente está más pendiente por su
salud. Y no creo que sea una moda, pues preocuparse por su bienestar no es algo
pasajero, sino una forma de vida, agrega Orozco.
Por tradición,
la hora del té se hace entre las tres y las cinco de la tarde, pero a los
colombianos les importa poco la puntualidad inglesa.
Chapinero alto
esconde dentro de un garaje el “Taller de Té”. Su entrada, con un piso de
baldosas hexagonales de colores, invita a adentrarse a un espacio cuyas paredes
exhiben una gran variedad de latas de metal, que llevan impresos los nombres de
52 variedades de té, que mezclan en el propio lugar, y que incluyen cosechas
locales de la zona de Bitaco, en el Valle del Cauca y , del Putumayo.
“No somos tan
cafeteros como la gente cree. O ya nos aburrimos dice Lala Herrera, quien,
junto con Laura Cahnspeyer, Gustavo Rodríguez y Tatiana Castillo, crearon este espacio hace tres años. El
consumidor de té es un cliente curioso. No se conforma con comprar, sino que quiere saber para qué
sirve cada preparación”
Por eso, Taller
de Té organiza cursos de iniciación y catas para sus clientes. Al igual que la
tienda Art Té, donde cada quince días ofrecen talleres especializados de dos
horas a 20000 pesos con la idea de promover la cultura del té. “El propósito es
enseñarle a la gente a tomarlo por gusto y que dejen de verlo como si fuera un
remedio”, acotó Juan Camilo Arboleda.
Hay otros
establecimientos, en la ciudad , donde se pueden adquirir más de 150 sabores y
accesorios como teteras, tazas y medidores.
El té y su mundo
, asi como todo lo que rodea a este mundo no deja de sorprendernos y ofrecernos
flavours especiales y saludables, los cuales los podemos aplicar en casa para
toda la familia, adaptando el paladar a estos nuevos sabores que tanto
favorecen a nuestro cuerpo.
Montserrat A
IT CAME THE TIME OF
TEA IN BOGOTA
The boom of premises where sold and displays
ancient beverage that is gaining ground coffee is served.
It is a ritual in every sense of the word. This
begins from the moment the consumer chooses from a wide variety of teas, who
conquers by its odor or its properties. Remains on the table, when water is
served in the kettle at a suitable temperature and leaves contained in an
infuser immersed for time determines the hourglass. And does not end until the
tea is served in the cup hits the palate and disturbs the senses both its
flavor and aroma.
This rite air almost ceremonial line with its
Asian and English has been practiced for two years in local Ixcacau, after
their owners had the idea of creating their afternoon tea in a colorful
environment, which breaks with outdated rooms tea. And the funny thing is that
despite being in a country with a strong tradition coffee, this trend h
replicated in other establishments, with the idea of going to a consumer
specializing eager to try and enjoy the versatility offered tea.
In 2008, to have an idea, a Colombian consumed
8.5 cups of tea on average, according to figures released by Fenalco. Two years
later, consumption grew to 10 cups. And while Colombia is far from Turkey,
which consumes 1670 cups per year, the curve is rising.
We live in a country where people are
accustomed to take their tintico says Juliana Orozco, one of the members of
Ixcacau. But for some time now began to get better tea country and the
Colombian was open to trying new things. Although we provide coffee, for
example, 60% would prefer tea, 15, for chocolate and 25, for the aromatic. This
shows that people are more concerned about their health. And I do not think
it's a fad, then worry about their welfare is not a fad, but a way of life,
says Orozco.
Traditionally, tea time is between three and
five in the afternoon but Colombians were punctual matters little English.
Chapinero high hiding in a garage workshop
entitled "Tea". Your entry with a hexagonal floor tile colors,
welcomes you to a space whose walls exhibit a variety of metal cans, which are
printed the names of 52 varieties of tea, blending into the spot, and include
local crops Bitaco area in the Valle del Cauca and Putumayo.
"We are so coffee as people think. Or get
bored and Lala says Herrera, who, along with Laura Cahnspeyer, Gustavo
Rodriguez and Tatiana Castillo, created this space three years ago. The
consumer of tea is a curious customer. Not content with buying, but wants to
know what each preparation "
So Tea Workshop organized induction courses and
tastings for customers. Like the Tea Art Store, where every fortnight offer
specialized workshops two hours at 20,000 pesos with the idea of promoting tea
culture. "The purpose is to teach people to take it for fun and to stop
seeing it as if it were a choice," he said Juan Camilo Arboleda.
There are other places in town where you can
buy over 150 flavors and accessories such as teapots, cups and gauges.
Tea and their world, as well as everything that
surrounds this world never ceases to amaze and offer special and healthy
flavors, which can apply in the house for the whole family, adapting the palate
to these new flavors that both favor our body.
Montserrat A
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