El cambio de uno
mismo hace que cambie lo que nos rodea
A veces sentimos la necesidad de
que todo lo que nos rodea , debería
cambiar de golpe para así, poder cambiar nosotros todo aquello que nos
desagrada o simplemente nos perjudica . En una palabra, cambiar la vida que
llevamos porque no nos aporta satisfacción pero lamentablemente, no pensamos en que quizás y solo quizás, ese
cambio solo requiere de nuestro propio cambio de mentalidad y actitud para ver
cambiar nuestro entorno y empezar a percibir esas vibraciones positivas que nos
den ese sentido a nuestra vida, a veces un tanto vacía o llena de cosas que nos
hacen sentir solos.
Llevo más de dos años diciéndome
a mí misma que quiero cambiar la vida que llevo porque no me satisface , porque
parece que este enfadada con el mundo, porque no me aporta nada por lo que
volver a luchar de nuevo, porque ya no soy yo, porque me siento apática… pero
al final, llego a la conclusión que no he cambiado nada por falta de valentía y
coraje, porque en el fondo me da miedo tomar la decisión. Tirarme del
precipicio sin saber si los dos metros de agua que hay en la piscina serán
suficientes para amortiguar el golpe.
Todo el dia organizado desde las
07:00H hasta las 23:00h pero sin tiempo para mí, solo trabajo, obligaciones,
responsabilidades, stress, mirando la agenda para que nada se me olvide pues
eso distorsionaría toda la agenda semanal, enfadándome si algo tiene que ser
modificado pues eso significa, cambios continuos hasta volver a cuadrar los
horarios y las tareas profesionales y personales….
Por circunstancias de la vida, me han obligado a tomar la
decisión, sin más vía que esa, sin otro camino, si más … y lo he hecho, muerta
de miedo, con grandes dudas, con la incertidumbre de … “me habré
equivocado?” y que pasará mañana?.
Con la agenda vacía esperando ser
llenada, rallada, abarrotada… con lo que quiera o necesite , con tiempo pero lo
más importante dándome la oportunidad , la nueva oportunidad para elegir otro
rumbo, el que quiera ( y eso es un privilegio) solo falta aprender a aceptar
los cambios y saber aprovecharlos para sacarles partido pero sobre todo para
dar las gracias a quien sea por esa oportunidad, aunque no se vea al principio.
No miento, tirarse al vacío, saltando de ese piso tedioso
pero seguro llamado CONFORD , no es fácil.
Romper con tantos años de rutina
que me carcomía, pero que era lo conocido, lo que se tenía que hacer, lo que se
esperaba de mí, pero… ¿quién esperaba eso?, ¿Quién me lo exigía?, quizás yo y
la educación que recibí, los traumas que tuve, o las decisiones que tuve que
tomar para sobrevivir y no ser pisoteada, lo que me exigí porque así lo creía yo…
ahora tengo la oportunidad que siempre
desee pero que nunca tuve valor de tomar por miedo, por falta de valor , hoy he
decidido ir en busca de lo desconocido que quizás podría aportarme esa
felicidad que anhelo… pero lo más importante es que me está aportando ilusión y
renovación, ganas de hacer, investigar y crear, me ofrece respirar profundo y
decir, vuelvo al Mundo, a ese lugar de donde nunca debí salir.
Aquí tenéis algunos de los retos :
Vivir la crisis
como una oportunidad
Paul Romer, de la Universidad de
Nueva York (EE.UU), finalista del premio Príncipe de Asturias de Ciencias
Sociales 2013: “Una crisis es una tremenda oportunidad que no podemos
desaprovechar”. Sigues su consejo y te desdoblas prodigiosamente. Te conviertes
en un frío analista de tus propias circunstancias.
Paul Stoltz, experto en
resiliencia “ las potenciales ventajas de la adversidad”.
Ganar perspectiva
Adiós a esa visión constreñida que teníamos del
mundo. Vivíamos bajo un falso techo y ahora nos damos cuenta. Volábamos con el
piloto automático: nunca creímos que existiera
vida más allá de los nubarrones.
El cambio social no será posible
si antes no se produce una transformación personal. Y para alcanzar ese punto
hay que escalar una cima. Abrir el objetivo, ganar perspectiva, contemplar la
vida en toda su anchura.
Romper la rutina
Atrapados sin remedio en el redil
del tedio. El mismo espacio, la misma silla, la misma mesa, la misma asfixia. Una agónica sucesión de días y más
días. Aunque es muy sencillo instalarse en la inercia. Nos vamos volviendo
cómodos y acabamos cayendo en el “más vale malo conocido…” porque la rutina es
algo más que un hábito: es una larva que te carcome por dentro, una actitud que
se enquista. La actitud del conformismo y el camino trillado.
Vamos a proponernos un reto tan
simple como ambicioso: que nunca haya dos días iguales en nuestra vida.
Desapegarse de las posesiones
La vida es como un viaje en
globo. A veces no queda otra salida que soltar lastre. Nos han adiestrado en la
cultura del exceso. Vivimos tan aferrados a nuestras posesiones que cualquier
perdida nos parece irreparable. Tanto tienes, tanto vales.
Por eso conviene “vaciarse” de
vez en cuando , sentirse liviano, ganar altura… es bien cierto: somos unos
consumados inexpertos en el arte del desapego. Tenemos que aprender a
cultivar una actitud menos posesiva de
las cosas, de las ideas, de las emociones.
Quejarse bien
Todo acto de rebeldía empieza por
una impostura. El problema es que las quejas muchas veces se estrellan contra
el muro implacable de la realidad ( la queja imposible). O no alcanzan su
objetivo ( la queja mal canalizada). O acaban perdiéndose en generalidades. En
cambio, la “buena queja”, es específica, concreta y bien proporcionada. Y más
allá del simple lamento, tiene que ir arropada con una acción positiva. En caso
contrario, se queda en frustración o indignación.
Aunque quizá no exista mejor
consejo que el del teólogo Reinhold Niebuhr “ Dios, concédeme la serenidad
para aceptar las cosas que no puedo
cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar, y la sabiduría para
distinguir entre ambas”.
Dar y compartir
Durante decenios, el enriquecimiento
personal, la competencia salvaje y la zancadilla al prójimo han sido las reglas
incuestionables de nuestro sistema económico. Pero ahora no vamos a culpar a
Adam Smith de todos los males. Nos aferramos al bote salvavidas cuando a lo
mejor va siendo hora de tomar el timón y salir al encuentro de muchos otros que también están buscando
respuestas en medio de la tormenta.
El mensaje hiperconsumista de la
última década está dejando paso al de
“dar y compartir”, más a tono con los
tiempos que corren. Gift y share.
The change of
oneself makes change around us
Sometimes we feel the need all around us,
should change so suddenly, to change us all that we dislike or just hurts us.
In a word, change the life we lead because it gives us satisfaction but unfortunately,
we do not think that maybe and just maybe, this change only requires our own
change of mentality and attitude to see change our environment and begin to
perceive these positive vibes that give us meaning to our lives, sometimes with
empty or filled with things that make us feel alone.
I have over two years telling myself I want to
change the life I lead because it does not satisfy me, because it seems that
this angry at the world, because it gives me nothing to go back to fight again,
because it is not me, because I feel apathetic ... but in the end, I conclude
that I have not changed anything for lack of bravery and courage, because deep
scares me make the decision. Throw me the cliff without knowing if the two feet
water in the pool will be sufficient to cushion the blow.
All day organized from 07:00 H to 23:00 h but
no time for me, just work, duties, responsibilities, stress, looking at the
agenda I forget anything because that would distort the entire weekly schedule,
getting angry if something has to be modified because that means continuous
changes to re-balance the schedules and personal and professional tasks ....
Circumstances of life have forced me to make
the decision, without further way that no other way if more ... and I did,
scared to death, with great doubts, with the uncertainty of ... "I have
been mistaken? "and what will happen tomorrow?.
With empty calendar waiting to be filled,
grated, packed ... with what you want or need, with time but more importantly
giving me the opportunity, the new opportunity to choose another course, who
wants (and that's a privilege) just need to learn to accept the changes and use
them to take advantage of them know but mostly to to thank anyone for that
opportunity, although not seen at first.
No lie, pulled vacuum that floor jumping
insurance called Conford tedious but it is not easy.
Breaking routine many years I was eating, but
it was known, what had to be done, what is expected of me, but ... who expected
that?, Who demanded me?, Maybe I and education I received, the traumas I had,
or the decisions I had to make to survive and not be trampled, so I demanded
that I thought so ... now I have the opportunity I always wanted but never had
the nerve to take out of fear, worthlessness, today I decided to go in search
of the unknown that perhaps could bring me happiness that longing ... but more
importantly I is bringing hope and renewal, wanted to do, investigate and
create, gives me a deep breath and say, back to the world, to that place where
I should never leave.
Here are some of the
challenges:
Living the crisis
as an opportunity
Paul Romer of the University of New York (USA),
a finalist for the Prince of Asturias Award for Social Sciences 2013: "A
crisis is a tremendous opportunity not to be missed." Still his advice and
you unfold it prodigiously. You become an analyst cold your own circumstances.
Paul Stoltz, resilience expert "the
potential advantages of adversity."
Gain perspective
Goodbye to that vision we had of the world
constrained. We lived under a false ceiling and now we realize. We flew on
autopilot: never believed that life existed beyond the clouds.
Social change will not be possible until there
is a personal transformation. And to reach that point you have to climb a peak.
Open the target, gain perspective, contemplate life in all its width.
Breaking the
routine
Hopelessly trapped in the folds of tedium. The
same space, the same chair, the same table, the same suffocation. A succession
of agonizing days and days. Although it is very easy to settle in inertia.
We're just getting comfortable and falling into the "better the devil you
know ..." because the routine is more than a habit: a larva that eats you
from inside, an attitude that becomes encysted. The attitude of conformity and
the beaten path.
We will propose a challenge as simple as
ambitious never have two days are alike in our lives.
Detachment from
possessions
Life is like a balloon ride. Sometimes there is
no choice but to make concessions. We have been trained in the culture of excess.
We are so wedded to our possessions that any loss seems irreparable. Both have
both vouchers.
So should "emptied" from time to
time, feel lighter, gain height ... it is true: we are the consummate
inexperienced in the art of detachment. We must learn to cultivate a less
possessive of things, ideas, emotions.
Complain well
Every act of rebellion begins a sham. The
problem is that complaints often crash into the implacable wall of reality (the
complaint impossible). Or not achieve their objective (misdirected complaint).
Or just lost in generalities. Instead, the "good complaint" is
specific, concrete and well proportioned. And beyond mere regret, have to go
clothed with positive action. Otherwise, it stays in frustration or anger.
Although there may be no better advice than the
theologian Reinhold Niebuhr "God grant me the serenity to accept the
things I can not change, courage to change the things I can, and the wisdom to
distinguish between the two".
Giving and sharing
For decades, personal enrichment, and cutthroat
competition have been tripped neighbor unquestionable rules of our economic
system. But now we will not blame Adam Smith of all evil. We cling to the
lifeboat when perhaps it is time to take the helm and go to meet many others who
are also looking for answers in the midst of the storm.
The hyper-consumerist message of the last
decade is giving way to "giving and sharing", more in tune with the
times. Gift and share.
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