Hoy la excursión ha sido a Monte
Louro, lugar que nos
ofrece unas vistas increíbles de toda la bahía.
Una bahía con historia escrita en
mayúscula, lugar de bucaneros , piratas y batallas navales.
Lugar donde todos coincidían para
los arreglos de barcos, batallas con los franceses y lugar histórico donde
muchos catalanes ( hace siglos) llegaron a hacer negocios aunque con ello
crearon y levantaron ampollas debido a la negativa de pagar el diezmo y en
consecuencia, hubo un levantamiento de
los marineros incentivada por los clérigos… como veis el lugar guarda no solo
vistas indescriptibles también historia .
Pero empecemos por el principio
pues antes de llegar al Monte Louro hay que pasar por Muros un pueblo
pintoresco que aún guardan esos aromas de pueblo marinero, cofre de secretos,
aromas de piratas y bucaneros, negocios... y un ambiente especial que no sabría
cómo describir.
Casas bien mantenidas de piedra y
con un centro de callejuelas estrechas que servían para defenderse de los
piratas de la época pero que ahora forman parte del centro histórico bien
cuidado que guardan esos sabores de antaño aunque hayan pasado siglos.
Vistas de la laguna y Monte Louro |
Merece la pena visitarlo pues no
solo te encuentras callejuelas, historia, casas, también tienen una lonja
increíble donde comprar buen pescado por las tardes y muchos bares y
restaurantes donde picar, comer o tomar una buena cerveza y un buen polbo á
feira (pulpo á feira).
Siguiendo por la carretera
dirección Carnota y pegado a la costa
viendo durante todo el recorrido las aguas transparentes de colores azules que
son tan bellas como frias , tan calmas como bravas pero siempre bellas azules y
transparentes.
Después de unos minutos, llegamos
a Louro y dejamos el coche. Empezamos la caminata al borde de carretera hasta
encontrar el camino de tierra donde empieza la aventura de sensaciones.
El Monte Louro e un espacio
privilegiado desde el punto de vista
Yo disimulando el esfuerzo hecho |
La solitaria montaña granítica de Monte Louro,
que surgió de las entrañas de la tierra hace dos millones de años, asienta
sobre una pequeña península en el extremo Norte de la Ría de Muros y Noia,
marcando el comienzo de la Costa da Morte. Monte Louro tiene una enorme carga simbólica
para los habitantes de la costa barbanzana. Su silueta, siempre presente, se
recorta en el horizonte y con su faro avisa a pescadores y navegantes la
proximidad de Os Leixons, los bajos por los que ha sido testigo de tantos
naufragios.
El primero en llegar: Antonio B en la cima |
Monte Louro habla y no hay
habitante del Barbanza que no sepa traducir sus palabras. Mirándole dice cuanto
tardará en llegar la borrasca que entra por la línea del horizonte. Avisa que
lloverá "moito ou pouco", cuando se pone el gorro de la nube y si la noche
es oscura y el destello de su faro no se ve, el temporal ya está encima.
Cuando muere el día, el sol se
derrumba detrás de Monte Louro pintando las nubes de fuego. Tal vez su nombre
tenga alguna relación con el oro de su silueta cuando el sol se oculta tras él.
Visto desde las alturas de Monte Dordo y desde la cumbre del Enxa aparece como
una isla en la inmensidad del océano. Sin embargo nos da la impresión de que
protegerá nuestro trabajo y velará nuestros sueños.
Desde la carretera hasta el
primer pico del Monte nos llevó unos 40 minutos que empezamos caminando por una
pista plana y luego nos desviamos por un camino estrecho a mano derecha por
donde empezamos a subir.
Es un camino limpio y sin
perdida, flanqueado por zarzas llenas de frambuesas las cuales pueden ingerirse y ayudar a
refrescar la boca. La subida es llevadera aunque hay que parar de vez en cuando
para descansar pero sobre todo para no perderse las vistas que ofrece el lugar,
bateras, casas , costas, pineda con verdes intensos, la laguna , etc… un sinfín
de maravillas que estimulan los sentidos.
Continuamos el camino y con él
las subidas sin fin pero con el entretenimiento de las vistas hasta llegar a la
cima de destino.
Hasta ese momento pensé que había
visto algo increíble y
A. Martinez el fotografo y atleta. |
Con la marea baja se deja ver una
extensión de arena blanca increíble que invitaba a dar paseos interminables
pensando en lo maravilloso de la naturaleza si la cuidamos y respetamos bajo el
atardecer.
La bajada fue rápida y ágil .
Llegamos al camino acompañados por la puesta de sol y por los vientos que se
levantaron oliendo a mar y salitre. Toda la excursión duró aproximadamente hora
y media pero suficiente para calentar y prepararnos para la próxima.
Ahora os dejo una leyenda del
lugar que he encontrado en el blog
navegantedelmardepapel.blogspot.com
la Isla de Sálvora.
Esta Isla es una de las tres
integrantes del Parque Nacional de las Islas Atlánticas En ella quiere situar
la tradición nuestros orígenes.
Puesta de Sol. |
Y para recordarlos, hay a la
entrada de la isla, una escultura de una sirena, con una placa que reza: “La
sirena de Sálvora tuvo amores con un caballero romano naufragado en la isla.
Nació un niño que se llamó Mariño...”
Intrigado, verdad? Pues vamos
allá con la historia. Antes de comenzar decirte que como toda leyenda gallega
de gran difusión, tiene varias versiones. La escritora se ha tomado la libertad
de basarse en una de ellas, la más extendida, añadiéndole algunos detalles
importantes mencionados en otras versiones. Ahora sí.
Cuenta la leyenda, que el
misterioso caballero romano mencionado en la placa de la Isla de Sálvora, no
era tal caballero romano, los iniciados aseguran que se trataba (cuídese el
lector de mantener tan trascendental y antiguo secreto) del caballero Roldán,
sobrino de Carlomagno. De este modo, Roldán no habría muerto en la batalla de
Roncesvalles en el año 778, como asegura el poema épico “La Canción de Roldán”.
Pues bien, en contra de lo que deberá afirmar públicamente, repito que no
deberá creer semejante patraña, ya que la verdad es que Roldán, ciertamente
malherido, consiguió escapar de la contienda, yendo a refugiarse a la mágica
Isla de Sálvora. De hecho, cuentan que, en las noches de tormenta, aún se puede
escuchar un ruido estridente en las inmediaciones de la isla que avisa a los
marineros de los peligros del mar. Según dicen, el ruido procede del olifante
que poseía el propio Roldán.
Una mañana, Roldán paseaba a
caballo por la blanca playa al pie de las aguas cristalinas. De pronto, observó
en la lejanía, lo que reconoció como un cuerpo de mujer tumbado en la arena.
Intrigado, el caballero espoleó al animal para acercarse galopando al lugar en
que se encontraba la joven. Al llegar al lugar, cual fue su sorpresa al
constatar que se trataba de una sirena! No daba crédito a lo que veía. Era una
hermosa mujer, de rostro angelical, turgentes pechos y esbelta cintura, que
continuaba en una brillante cola de pez. Roldán quedó tan prendado por la
belleza de la muchacha y por el candor de su mirada que, sin que ella le
hubiese dicho una sola palabra, la subió a lomos de su caballo para llevarla a
su hogar.
Una vez allí, le quitó las
escamas con paciencia, una por una convirtiéndose así la sirena en una
espléndida mujer. Roldán la contempló durante largos minutos, ensimismado por
su belleza. Se dirigió hacia ella, y no puedo resistir el impulso de tomarla
entre sus brazos. Recorrió con dulzura su suave piel, recreándose en cada
rincón de su cuerpo. Y la poseyó.
Cuando ambos yacían abrazados en
el lecho, Roldán se percató de que no conocía su nombre. Cual fue su sorpresa
al preguntárselo, que la sirena fue incapaz de responder: era muda. Pero a Roldán
no le importó en absoluto, ya estaba perdidamente enamorado de ella. Así,
decidió acuñarle el nombre de Mariña, por haber venido del mar.
Pasaron felices los meses para
los dos enamorados, con la única pega de que, por más que Roldán intentaba
enseñarle y por más que Mariña se esforzaba, no conseguía emitir palabra, sólo
apenas unos gruñidos ininteligibles. La felicidad de la pareja se vio colmada
al dar a luz a su primer hijo, un niño hermoso como su madre y fuerte como su
padre.
Cuando el bebé contaba con apenas
unos meses, se celebró en los dominios de Roldán la noche de San Juan. Noche
mágica por excelencia en Galicia, en la que los más profundos deseos se cumplen
y en la que incluso, si se sabe el modo, pueden conocerse los designios del
futuro.
Todo el mundo cantaba y bailaba
alrededor de la hoguera, mientras Mariña, con el niño en brazos, lo observaba
todo con curiosidad y alegría. De pronto, Roldán se dirigió a ella, le arrebató
a su hijo y se dirigió a la hoguera para cumplir la tradición de saltarla.
Mariña, que desconocía esta costumbre, pensó que su marido había perdido la
razón y pretendía tirar al niño a las llamas. Presa del pánico, la sirena
gritó:
- ¡Hijo!
Al pronunciar esta palabra, un
trozo de carne se desprendió de su garganta, y desde entonces la sirena pudo
hablar con normalidad. De este modo, la felicidad de la pareja fue plena,
compartiendo largos años de amor que dieron sus frutos en el linaje de los
Mariño.
Cuentan algunos que, al morir
Roldán, la sirena volvió al mar poniendo antes una condición: de cada
generación de los Mariño, debería entregársele a ella un niño que se llevaría
al mar. El elegido se reconocería por tener los ojos azules. Lo inquietante es
que se han dado casos (recogidos por Torrente Ballester) de Mariños de ojos
azueles desparecidos en la costa.
Todas las fotografias han sido cedidas amablemente por Antonio Martinez, el fotografo y atleta.
Montserrat A
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