(Junín o Los Toldos,
provincia de Buenos Aires[1] , 7 de mayo de 1919 – Buenos Aires, 26 de julio de
1952).
Eva Duarte migró a Buenos Aires a la edad de quince años y
en 1935
debutó profesionalmente con una breve participación en la obra La
señora de los Pérez. Ese mismo año fue contratada por la Compañía Argentina de
Comedias Cómicas y salió en una gira de cuatro meses por Rosario, Mendoza y
Córdoba.
En 1944 Duarte conoció a Perón, entonces secretario de
Estado, en un acto de recaudación de fondos para las víctimas del terremoto de
San Juan en el Luna Park. Evita, ya casada con Perón, participó activamente en
la campaña electoral de su marido en 1946, siendo la primera mujer en hacerlo.
El 24 de febrero de ese año, la fórmula Perón-Quijano fue electa con el 54% de
los votos y el 1 de mayo de 1946 Perón asumió como presidente y Eva pasó a
desempeñar el puesto de primera dama. Inmediatamente después de asumir se
presentó el proyecto del Sufragio femenino, que finalmente fue sancionado en
1947. Tanto el presidente como su esposa apoyaron fuertemente al proyecto, y su
trabajo para lograrlo es una de las obras más reconocidas de Duarte de Perón.
Tras lograr la igualdad política entre los hombres y las mujeres, se buscó
luego la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida con
el artículo 39 de la Constitución de 1949. En 1949 además fundó el Partido
Peronista Femenino, el cuál presidió hasta su muerte.
El peronismo tuvo una relación estrecha y compleja con el
movimiento obrero. Eva Duarte, ferviente y combativa defensora de los derechos
sociales y laborales, ocupó un vinculo directo entre Perón y los sindicatos,
que conformaban la «columna vertebral» del peronismo. Impulsó además la
formación de milicias obreras y, poco antes de morir, compró armas que entregó
a la CGT. Como primera dama, se comprometió con la ayuda social y con quien
ella llamaba «sus descamisados». En 1948, Duarte fundó la Fundación Eva Perón,
dedicada al desarrollo de un labor social que llegó prácticamente a todos los
niños, ancianos, madres solteras y mujeres que eran único sustento de familia,
pertenecientes a los estratos más carenciados de la población. La Fundación
construyó hospitales, asilos, escuelas, colonias de vacaciones, otorgó becas para
estudiantes, ayudas para la vivienda y promocionó a la mujer en diversas
facetas.
El movimiento obrero propuso en 1951 a Evita como candidata
a vicepresidenta, sin embargo ella renunció a la candidatura el 31 de agosto,
conocido como el Día del Renunciamiento. Las luchas internas en el peronismo y
la sociedad ante la eventualidad de que una mujer apoyada por el sindicalismo
pudiera llegar a vicepresidenta y un ya avanzado cáncer de útero fueron algunos
causantes de dicha acción. A pesar de su condición, Evita hizo varias
apariciones públicas
Derechos de la
mujer
Eva Perón hacia mediados de los '40.En la historia argentina
existe un reconocimiento unánime sobre el hecho de que Evita realizó una tarea
decisiva para el reconocimiento de la igualdad de derechos políticos y civiles
entre hombres y mujeres. Durante su gira europea precisó con claridad su punto
de vista frente a esta cuestión:
Este siglo no pasará a la historia con el nombre de «siglo
de la desintegración atómica» sino con otro nombre mucho más significativo:
«siglo del feminismo victorioso».
Sufragio femenino
Retrato oficial de Juan Domingo Perón junto a su esposa Eva,
de Numa Ayrinhac y exhibido en el Museo del Bicentenario, es el único oficial
de un Presidente argentino acompañado de la Primera Dama. El 27 de febrero de
1946, tres días después de las elecciones, Evita ―de 26 años de edad― pronunció
su primer discurso político en un acto organizado para agradecer a las mujeres
su apoyo a la candidatura de Perón. En esa oportunidad Evita exigió la igualdad
de derechos para hombres y mujeres y en particular el sufragio femenino:
La mujer argentina ha superado el período de las tutorías
civiles. La mujer debe afirmar su acción, la mujer debe votar. La mujer,
resorte moral de su hogar, debe ocupar el sitio en el complejo engranaje social
del pueblo. Lo pide una necesidad nueva de organizarse en grupos más extendidos
y remozados. Lo exige, en suma, la transformación del concepto de mujer, que ha
ido aumentando sacrificadamente el número de sus deberes sin pedir el mínimo de
sus derechos.
Manifestación de mujeres frente al Congreso Nacional por la
ley de Voto Femenino, 1948.El proyecto de ley fue presentado inmediatamente
después de asumido el nuevo gobierno constitucional, el 1 de mayo de 1946. La
oposición de los prejuicios conservadores resultaba evidente, no solo entre los
partidos opositores sino incluso dentro de los partidos que sostenían el
peronismo. Evita presionó constantemente a los parlamentarios para que lo
aprobaran, causando incluso protestas de estos últimos por su intromisión.
A pesar de que era un texto brevísimo en tres artículos, que
prácticamente no podía dar lugar a discusiones, el Senado recién dio media
sanción al proyecto el 21 de agosto de 1946, y hubo que esperar más de un año
para que la Cámara de Diputados sancionara el 9 de septiembre de 1947 la Ley
13.010, estableciendo la igualdad de derechos políticos entre hombres y mujeres
y el sufragio universal en la Argentina. Finalmente, la Ley 13.010 se aprobó
por unanimidad.
Mujeres de mi patria, recibo en este instante de manos del
Gobierno de la Nación, la ley que consagra nuestros derechos cívicos, y lo
recibo ante vosotras con la certeza de que lo hago en nombre y representación
de todas las mujeres argentinas, sintiendo jubilosamente que me tiemblan las
manos al contacto del laurel que proclama la victoria. Aquí está hermanas mías
resumida en la letra apretada de pocos artículos una historia larga de luchas,
tropiezos y esperanzas, por eso hay en ella crispaciones de indignación,
sombras de aucasos amenazadores, pero también alegre despertar de auroras
triunfales, y esto último que traduce la victoria de la mujer sobre las
incomprensiones, las negaciones y los intereses creados de las castas
repudiadas por nuestro despertar nacional(...).
En 1949 Eva Perón buscó incrementar la influencia política
de las mujeres fundando el Partido Peronista Femenino (PPF), el 26 de julio en
el Teatro Nacional Cervantes de la Ciudad de Buenos Aires. El PPF estaba
organizado a partir de unidades básicas femeninas que se abrían en los barrios,
pueblos y sindicatos canalizando la militancia directa de las mujeres.
Las afiliadas al Partido Peronista Femenino participaban a
través de dos tipos de unidades básicas:
Unidades básicas sindicales, si eran trabajadoras
asalariadas
Unidades básicas ordinarias, si eran amas de casa, empleadas
domésticas, trabajadoras rurales.
En el Partido Peronista Femenino no había distinciones ni
jerarquías entre los miembros.
El 11 de noviembre de 1951 se realizaron elecciones
generales. Evita votó en el hospital donde estaba internada, debido al avanzado
estado del cáncer que terminaría con su vida al año siguiente. Por primera vez
resultaron elegidas parlamentarias: 23 diputadas nacionales, 6 senadoras
nacionales, y si se cuentan a las legisladoras provinciales fueron electas en
total 109 mujeres.
Gira europea
Perón, Evita y otros dirigentes peronistas pensaron en una
gira internacional para 1947, inédita en aquel momento para una mujer, que
pudiera ubicarla en el primer plano político.
La gira se extendió durante 64 días, partiendo el 6 de junio
y regresando el 23 de agosto de 1947. Durante la misma visitó España (18 días),
Italia y el Vaticano (20 días), Portugal (3 días), Francia (12 días), Suiza (6
días), Brasil (3 días) y Uruguay (2 días). Su intención oficial era oficiar de
embajadora de buena voluntad y conocer los sistemas de ayuda social instalados
en Europa con la obvia intención de impulsarla a su regreso a hacerse cargo de
un nuevo sistema de obras sociales. En el cortejo viajó el padre jesuita Hernán
Benítez, por quien ella se dejaba aconsejar, y que tendría influencia, a su
vuelta, en la creación de la Fundación Eva Perón.
Eva Perón bautizó la gira con el nombre de Gira del Arco
Iris. La denominación se originó en una candorosa afirmación de Evita a poco de
llegar a Europa:
No vine para formar un eje, sino sólo como un arco iris
entre nuestros dos países.
España, fue la primera escala de su viaje, cuando era
gobernada por el dictador Francisco Franco. Estuvo en Villa Cisneros, Madrid,
Toledo, Segovia, Galicia, Sevilla, Granada y Barcelona. Hay decenas de
testimonios sobre el desagrado de Evita acerca del modo que se trataba a los
obreros y a las personas humildes en España. Mantuvo una situación tirante con
la esposa de Franco, Carmen Polo, debido a su intento de mostrarle el Madrid
histórico de los Austrias y los Borbones en lugar de los hospitales públicos y
los barrios obreros («barrios de chabolas»). También se dice que utilizó su
diplomacia e influencia con Franco para obtener el perdón de la militante
comunista Juana Doña.
De regreso en la Argentina, contaría:
“A la mujer de Franco no le gustaban los obreros, y cada vez
que podía los tildaba de «rojos» porque habían participado en la guerra civil.
Yo me aguanté un par de veces hasta que no pude más, y le dije que su marido no
era un gobernante por los votos del pueblo sino por imposición de una victoria.
A la gorda no le gustó nada”.
Evita llega a Madrid donde es recibida con veintiún
cañonazos y una multitud de obreros españoles.El viaje continuó por Italia,
donde almorzó con el ministro de Relaciones Exteriores, visitó guarderías
infantiles y recibió críticas de grupos comunistas que asimilaban el peronismo
al fascismo.
En el Vaticano fue recibida por el Papa Pío XII, quien le
entregó el rosario de oro y la medalla pontificia que llevó en sus manos al
momento de morir, después de mantener una reunión a solas de 15 minutos. De lo
que allí hablaron el Papa y Eva no ha quedado ningún testimonio directo, con
excepción de un breve comentario posterior de Perón sobre lo que su esposa le
había contado. El diario La Razón de Buenos Aires cubría la noticia del
siguiente modo:
El Papa la invitó entonces a tomar asiento junto a su
escritorio y comenzó la audiencia. Ni una sola palabra se ha dado a conocer
oficialmente de la conversación que sostuvieron el Sumo Pontífice y la señora
de Perón, pero un miembro de la casa papal indicó que Pío XII le hizo presente
a la señora de Perón su agradecimiento personal por la ayuda que la Argentina
ha prestado a las naciones europeas azotadas por la guerra, y por la
colaboración que ha prestado la Argentina en la obra de socorro de la Comisión
Pontificia. Al cabo de 27 minutos, el Sumo Pontífice oprimió un pequeño botón
blanco en su escritorio. Una campanilla sonó en la antecámara y la audiencia
llegó a su fin. Pío XII obsequió a la señora de Perón un rosario con una
medalla de oro conmemorativa de su pontificado.
Enfermedad y
muerte
Eva Perón enfermó de cáncer de cuello uterino.[49] Su
primera manifestación sucedió el 9 de enero de 1950 cuando sufrió un desmayo en
el acto de fundación del Sindicato de Taxistas.[50]
A comienzos de 1951 vuelve a desmayarse en la Fundación Eva
Perón, razón por la cual trasladó su oficina a la residencia presidencial,
ubicada en aquel entonces en Austria y Libertador, donde hoy se encuentra la
Biblioteca Nacional.
Por esa época Eva Perón empezó a dictar su último libro,
conocido como Mi Mensaje, dictado al dirigente sindical de los docentes, Juan
Jiménez Domínguez, y finalizado pocos días antes de morir. Se trata del texto
más encendido y emocional de Evita, uno de cuyos fragmentos fue leído después
de su muerte, el 17 de octubre de 1952, en el acto de Plaza de Mayo, y que
luego se extravió, para ser hallado en 1987. Sus hermanas sostuvieron entonces
que se trataba de un texto apócrifo, iniciando un juicio que finalizó en 2006
estableciendo que se trata de un texto auténtico.[52] Los siguientes fragmentos
de Mi Mensaje, dan una idea de la naturaleza de su pensamiento en los últimos
días de su vida:
Me rebelo indignada con todo el veneno de mi odio, o con
todo el incendio de mi amor —no lo sé todavía— en contra del privilegio que
constituyen todavía los altos círculos de las fuerzas armadas y clericales.
Funeral por la muerte de Eva Perón.A Perón y a nuestro
pueblo les ha tocado la desgracia del imperialismo capitalista. Lo he visto de
cerca en sus miserias y crímenes. Se dice defensor de la justicia mientras
extiende las garras de su rapiña sobre los bienes de todos los pueblos
sometidos a su omnipotencia... Pero más abominables aún que los imperialistas
son las oligarquías nacionales que se entregan vendiendo y a veces regalando
por monedas o por sonrisas la felicidad de sus pueblos
Su cuerpo fue embalsamado y mantenido en exposición en la
CGT. Mientras tanto, el gobierno empezó las obras del Monumento al Descamisado,
que se había proyectado con base a una idea de Evita y que, según un nuevo
plan, sería su tumba definitiva. Cuando la Revolución Libertadora derrocó a Perón
el 23 de septiembre de 1955, el cadáver fue secuestrado y hecho desaparecer
durante 14 años.
El discurso de
Evita
El siguiente párrafo, incluido en Mi Mensaje, escrito poco
antes de morir, constituye un ejemplo del modo en que Evita se dirigía al pueblo,
tanto en sus discursos públicos como por escrito:
Todo lo que se opone al pueblo me indigna hasta los límites
extremos de mi rebeldía y de mis odios, pero Dios sabe también que nunca he
odiado a nadie por sí mismo, ni he combatido a nadie con maldad, sino por
defender a mi pueblo, a mis obreros, a mis mujeres, a mis pobres
"grasitas" a quienes nadie defendió jamás con más sinceridad que
Perón y con más ardor que "Evita". Pero es más grande el amor de
Perón por el pueblo que mi amor; porque él, desde su privilegio militar supo
encontrarse con el pueblo, supo subir hasta su pueblo, rompiendo todas las
cadenas de su casta. Yo, en cambio, nací en el pueblo y sufrí en el pueblo.
Tengo carne y alma y sangre del pueblo. No podía hacer otra cosa que entregarme
a mi pueblo. Si muriese antes que Perón, quisiera que esta voluntad mía, la
última y definitiva de mi vida, sea leída en acto público en la Plaza de Mayo,
en la Plaza del 17 de octubre, ante mis queridos descamisados.
Los dirigentes sindicales y las mujeres que son pueblo puro
no pueden, no deben entregarse jamás a la oligarquía. Yo no hago cuestión de
clases. Yo no auspicio la lucha de clases, pero el dilema nuestro es muy claro:
la oligarquía que nos explotó miles de años en el mundo tratará siempre de vencernos
Sabemos que estamos ante un hombre excepcional, sabemos que
estamos ante el líder de los trabajadores, ante el líder de la Patria misma,
porque Perón es la patria y quien no esté con la patria es un traidor.
Solamente involucrándonos con el dolor, viviendo y sufriendo
con los pueblos, cualquiera sea su color, raza o credo, se podrá realizar la
enorme tarea de construir la justicia que nos lleve a la paz. Bien vale la pena
quemar la vida en aras de la solidaridad si el fruto será la paz del mundo y su
felicidad aunque ese fruto madure, tal vez, cuando nosotros hayamos
desaparecido
Cuando los buitres te dejen tranquila
y huyas de las estampas y el ultraje
empezaremos a saber quién fuiste.
Maria Helena Walsh
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