Los Bioneers son un heterogéneo grupo de activistas,
científicos,
pensadores e inventores con un fin común: buscar soluciones inteligentes, éticas y naturales para devolver la salud al planeta. En octubre
pensadores e inventores con un fin común: buscar soluciones inteligentes, éticas y naturales para devolver la salud al planeta. En octubre
se reúnen en Escocia y ‘abren’ sus conferencias y talleres
al gran público. Todos los hongos son mágicos”... La proclama de Paul Stamets,
el micólogo más revolucionario de la galaxia, ha calado bien hondo desde
aquella cumbre de los Bioneros, cuando anunció a bombo y platillo
el lanzamiento de “la caja de la vida”, el invento con el
que aspira a reforestar el planeta.
Imaginemos a Paul Stamets subido a lo alto de un escenario,
con su sombrero fabricado con hongos y calado hasta las orejas, como un duende
recién escapado de un cuento.
Viajemos con él a lo más profundo del bosque y dejémonos
guiar por el instinto y por sus sabias palabras: “Las soluciones están
literalmente bajo nuestros pies”. Visualicemos sobre la marcha la inmensa red
del micelio que alimenta y protege los árboles y las plantas, y que conecta
hasta el último resquicio de vida... “Porque los hongos son los auténticos
guardianes de los ecosistemas, la inteligencia natural de la tierra, nuestra
última gran esperanza.
Y su mensaje es es así de claro: todo está
interconectado.”Acompañemos luego al micólogo mágico por una incursión
intergaláctica a toda pantalla, o por los vínculos invisibles que
hacen posible internet, y hagamos finalmente la conexión.
Stamets encarna como pocos el espíritu de los Bioneros, pioneros de la
biología, veinte años difundiendo las soluciones
desde el corazón de la naturaleza. La carpa de los Bioneers
se levanta cada otoño en San Rafael (California), y por ella desfilan los
científicos, inventores, pensadores, activistas
y ecologistas más respetados del planeta.
El invento de Stamets es la ‘caja de la vida’, con semillas
de árboles y esporas de hongos para
crear un bosque Fue a primeros de los noventa, más o menos
cuando se acuñaba la idea del
“desarrollo sostenible”, cuando Kenny Ausubel y Nina Simons
decidieron convocar la primera reunión de su genuina tribu con una misión
inaplazable: restaurar la natutaleza y devolverle el equilibrio perdido. La
misión de los Bioneros es ahora más apremiante que nunca, y con ese
espíritu acaban de tender puentes hacia Europa (la pasada
primavera en Holanda; este otoño, en Escocia) como preámbulo de esa red global
que se está propagando como el micelio de Stamets.
La idea del cradle to cradle (reutilización total) de
William McDonugh se gestó precisamente en una de las primeras reuniones anuales
de los Bioneros. Janine Benyus impulsó también desde ahí su visión de la
biomímesis, que ha dado la vuelta al mundo. Paul Hawken hablópor primera ver
del capitalismo natural y
Fritjof Capra tejió la red de la vida. John Todd presentó en
público a las ecomáquinas (depuradoras naturales de algas y plantas acuáticas)
y Jason McLennan sorprendió en la última edición con el reto de los edificios
vivos, que aspira a revolucionar la arquitectura.
El reconocimiento de los Derechos de la Naturaleza,
incorporado a la Constitución de Ecuador, fue otra propuesta que brotó de la
hoguera incombustible de Bioneros, que pasó por momentos difíciles, pero que
encontró una nueva razón de ser a partir del documental La hora 11 –producido y
presentado por Leonardo DiCaprio– y en la era del cambio climático. El
climatólogo de la NASA James Hansen será una de las estrellas del próximo
cónclave californiano (del 15 al 17 de octubre), que tendrá como hada madrina a
Jane Goodall y su visión de los próximos cincuenta años.
Stamets y su reino de los hongos Pero volvamos con el duende
Paul Stamets ahora que le hemos puesto en su contexto y visitémosle en su reino
particular de los hongos, bautizado como Fungi Perfecti y a los pies de las
impresionantes Olympic Mountains, uno de
los parajes más vírgenes del noroeste de
Estados Unidos. Cualquiera diría que el micólogo esperaba
Estados Unidos. Cualquiera diría que el micólogo esperaba
nuestra llegada en el momento más mágico, cuando los
primeros rayos acarician los parasoles, esas setas de pie esbelto y sombrero de
forma asombrillada (a juego con el del propio
tamets) que parecen desperezarse a primera hora del día. Con la cámara
en un trípode, Stamets
se deleita en la contemplación de su crecimiento (hasta 40
centímetros de altura pueden alcanzar) como un padre que atestigua el estirón
de sus hijos. Fungi Perfecti se dedica sobre todo a la comercialización de
hongos medicinales, productos para gourmets (como el puré de trufas blancas o
el chocolate CordyChi) y todo lo necesario para el cultivo doméstico (de las
setas de ostra al shiitake). Stamets es también un precursor de las
aplicaciones de los hongos para romper las toxinas, y entre sus clientes
insospechados ha llegado a figurar el Pentágono. La Agencia de Protección del
Medio Ambiente (EPA) llamó a sus puertas para ayudar a combatir el vertido del Golfo de México con
micorremedios naturales. Casi toda su experiencia está concentrada en un
fascinante compendio, Mycellium Running, aunque está convencido
que lo que la gente necesita a estas alturas no son más
libros sino herramientas para pasar a las “acciones individuales en masa”. Con
la habilidad de un prestidigitador, Stamets nos lleva a la parte más recóndita
de su reino y nos muestra de pronto su codiciado invento, la caja de la vida...
“Aquí, en una simple caja de cartón reciclado, viajan comprimidas las semillas
de un centenar de árboles y las miles de esporas que ayudarán con el tiempo a
crear un pequeño bosque. Si seguimos detalladamente los pasos, cada caja
plantada en casa y transplantada luego a un lugar permanente servirá para
secuestrar al menos una tonelada de CO2 a lo largo
de 30 años”. La idea es repartir un millón de cajas de la
vida a un dólar cada una. “Con llegar
al 1% de los envíos en Estados Unidos ,podríamos reforestar
una superficie de 2.500 hectáreas todas la semanas. Si la idea fructifica y se
extiende a otras partes del mundo, podría ser la mayor reforestación colectiva
de todo el planeta.” Abetos, secuoyas, fresnos, cedros, olmos...
Desde el frondoso noroeste de Estados Unidos, Stamets aspira
a adaptar con el tiempo su invento a otros climas,y en eso anda, divulgando su
idea de sol a sol, convencido de que “nos
queda poco tiempo” para hacer las paces con el planeta. En
las culturas occidentales, recuerda, los hongos han tenido siempre mala fama y
se han asociado tradicionalmente con la descomposición o la muerte. “Ahora que
estamos empezando realmente a conocerlos y a valorar su función, nos estamos
alineando con la visión oriental, donde las setas se han visto
siempre como símbolo de renacimiento y renovación”...
Sostiene Stamets que estamos en los albores de una auténtica “revolución
micológica”, a la que ya le ha encontrado un lema: “Sana la Tierra y la Tierra
te mantendrá sano”. Dolman y el Planeta Agua “¡Vaya con Gaia!”, es el saludo en
español original (virado al chicano) que nos dispensa otro notable bionero,
Brock
Dolman, cabecilla la revolución hídrica. Las charlas de
Dolman son inmersiones profundas en el Planeta Agua y en todo lo que el
venerado líquido significa: “El ciclo del agua es evitablemente el círculo de la vida”. Se
diría que Dolman tiene algo de zahorí con bigote y que invoca a su paso la
lluvia. Un tremendo aguacero, de esos que dan la vuelta al paraguas, se desata
a
nuestra llegada al Art and Ecology Center de Occidental
(California), donde “La mayor revolución hídrica tiene que producirse en la
agricultura industrial”, dice Brock Dolman Dolman y su equipo de permacultores,
horticultores, educadores, activistas y artistas han creado un espacio de total
fusión con la naturaleza, concebido para el mayor deleite de los sentidos y el
mayor aprovechamiento del venerado líquido. “La salud del agua es la medida
infalible de la salud de la tierra”, advierte Dolman. “Es básico preservar la
calidad y la cantidad del agua, porque nuestra vida depende de ello. Hemos
entrado en un período de extremos climáticos, las inundaciones y sequías se
alternan cada vez con más frecuencia, y cada comunidad y cada país debe tener
su propio bote salvavidas”. “Conoce tu cuenca de agua”, es otro de sus lemas
predilectos. “No nos valen los mismos remedios de adaptación en Australia que
en España, pero la filosofía es idéntica en cualquier lugar del planeta...
Desde que arrancó eso que llamamos civilización, a la vera del Tigris y el
Eufrates, el agua ha sido fuente de innumerables conflictos. Tenemos que dejar
las peleas de lado, dejar de competir por y con el agua. Tenemos que hacer
equipo con ella.” Aljibes, cisternas, acequias, bancales, sumideros... La
lluvia pone en marcha un flujo que se va canalizando a nuestro paso por el Art
and Ecology Center, donde los huertos orgánicos reciben en sabias dosis el maná
del cielo. “La agricultura
se lleva del 60% al 80% del agua en California”, recalca
Dolman. “Tenemos que implantar técnicas de captación y ahorro del agua en las
ciudades, y cada uno debemos poner nuestra gota de agua, pero la mayor
revolución hídrica es la que tiene que producirse en la agricultura
industrial, que es también la mayor contaminadora del agua.”
Andy Lipkis, el hombre-árbol Dejamos al mensajero del agua en su modélico
retiro al norte de San Francisco, y viajamos por la costa oeste siguiendo la
vieja senda de las secuoyas, dejando atrás las brumas de Big Sur y
adentrándonos en el smog de Los Angeles. “La situación ha
mejorado bastante desde los años ochenta”, certifica el bionero local por
excelencia, Andy Lipkis. “Pero no podemos olvidar que
5.400 personas mueren todos los años por enfermedades
respiratorias en la ciudad, y que el asma es una auténtica epidemia sobre todo
entre los niños que viven en las inmediaciones de las autopistas.” Lipkis
sufrió asma de niño y su refugio fue el bosque. A los 15 años ya tuvo
claro que lo suyo era plantar árboles y en 1973 decidió
alumbrar TreePeople, pionero del movimento de reforestación urbana que, tiempo
después, ha sacudido Estados Unidos. Él mismo ha perdido ya la cuenta de los
árboles plantados, pero estima que los miles de voluntarios de su oganización
han participado en la siembra de dos millones de hermanos vegetales en los
Angeles.
“La gente tiene la idea de que esta ciudad es un enjambre de
autopistas”, apunta Lipkis, ”aunque la verdad es que el centro está aquí, en
las colinas de Hollywood, y ya ves el vergel en el que estamos”. La sede de
TreePeople está en el mítico Mullholand Drive, en uno de esos
sinuosos cañones a los que ocasionalmente llegan los
coyotes. Desde aquí, Andy Lipkis, el hombre-árbol, nos invita a asomarnos al
futuro de su ciudad –de cualquier ciudad– con otra perspectiva... “Toda
civilización que corta los árboles está condenada a la desaparición,
como nos ha recordado Jared Diamond en Colpaso. De la misma
manera, un barrio sin árboles es un lugar muerto. Los árboles son nuestro
soporte de vida, aunque hasta hace poco su presencia en la ciudad era poco
menos que ornamental. No hay dinero en el mundo para pagar su trabajo: absorben
el CO2, limpian la contaminación, capturan el agua, nos protegen de las
tormentas y de las sequías, nos propocionan sombra, nos dan oxígeno”. La raíz
de TreePeople es el hermanamiento ser humano-árbol, y el tronco es sin duda
“esa conexión entre la gente que quiere llevar salud y comunidad a su
vecindario”. El ideal de Lipkis es el
citizen forester, algo así como el ciudadano forestal,
cuidador del ecosistema urbano,
familiarizado con el terreno (y, por supuesto, con la cuenca
de agua). Las plantaciones semanales de Tree- People –que cuenta con 15.000
miembros y dos mil voluntarios– se hacen
siguiendo un meticuloso ritual que empieza con una fiesta
vecinal en la calle y concluye con un círculo alrededor de cada árbol, que se
humaniza con un nombre: “Los árboles necesitan a la
gente, la gente necesita a los árboles. ¡Bienvenido
Herbert!”. Podríamos seguir a muchos otros bioneros hasta su cuna, como Jerome
Ringo, unas de la voces más poderosas de la justi cia ambiental en Luisiana, al
frente ahora esa Alianza Apolo donde se dan la mano ecologistas, sindicalistas,
acitivistas sociales y empresarios comprometidos con las energías renovables.
Seguiríamos el periplo por Alaska con Sarah James, de la tribu de los Gwich’in,
reclamando los
derechos de los pueblos indígenas contra las explotaciones
petrolíferas y ante la amenaza del cambio climático. Volveríamos a California
para hacer una parada obligada en Berkeley, donde
vive la bionera mayor Annie Leonard –la autora de La
historia de las cosas, obligando a los americanos a replantearse sus pautas de
producción y consumo–, y también Michael Pollan, autor de El detective en el
supermercado, que en la última edición de los Bioneros defendió el
valor de la comida local frente al yugo de la alimentación
industrial: “La nueva pregunta cada vez que nos sentemos en la mesa debería ser
ésta: ¿cuánto petróleo nos estamos comiendo?”.
Haríamos, por supuesto, un alto en Nueva York, siguiendo el ritmo
trepidante de Jack Hidary, fundador de Pace, empeñado en acelerar la transición
hacia las renovables en los hogares y en el transporte. Y acabaríamos el
trayecto en “Soñando Nuevo México”, el proyecto visionario impulsado por los
Bioneros y apadrinado entre otros líderes por el hispano Arturo Sandoval.
Los Bioneros tienen precisamente su sede en Sante Fe, y allí
fue donde Kenny Ausubel concibió este semillero de cambios e innovaciones que
con el tiempo se ha convertido en esta tribu
global, unida en torno a las verdaderas biotecnologías.
“Tenemos por delante la ardua tarea
de rediseñar el mundo, pero las soluciones están a nuestro
al alcance”, advierte Ausubel. “El manual de instrucciones está en la propia
naturaleza; no tenemos más que descifrarlo y pasar a la acción”.
They come bioneros!
The
Bioneers are a heterogeneous group of activists, scientists, thinkers and
inventors with a common goal: smart solutions, ethical and natural to restore
health to the planet. In October
meet in
Scotland and 'open' conferences and workshops for the general public. All
mushrooms are magic "... The proclamation of Paul Stamets, mycologist most
revolutionary of the galaxy, has very deep draft from that Bioneros summit, he
announced with fanfare
the launch
of "life box", with which the invention aims to reforest the planet.
Imagine
Paul Stamets risen to the top of the stage, with his hat made with mushrooms
and soaked to the ears, like an elf just escaped from a story.
We travel
with him to the depths of the forest and let us be guided by instinct and by
his wise words: "The solutions are literally under our feet."
Visualize the immense progress mycelial network that nourishes and protects the
trees and plants, and connects to the last bit of life ... "Because fungi
are the true guardians of ecosystems, natural intelligence of the earth, our
last best hope.
And his
message is so clear is: everything is interconnected. "Come with us then
to a foray mycologist magical intergalactic full screen, or invisible links
enable
internet, and finally make the connection. Stamets as few embodies the spirit
of Bioneros, pioneers of biology, twenty years spreading the solutions
from the
heart of nature. The tent of Bioneers rises every fall in San Rafael
(California), and she paraded scientists, inventors, thinkers, activists and
environmentalists most respected in the world.
The
invention is Stamets 'Life Box', with tree seeds and fungal spores to
was to
create a forest early nineties, around the time the idea was minted
"Sustainable
development", when Kenny Ausubel and Nina Simons decided to convene the
first meeting of his tribe with a genuine urgent mission: natutaleza restore
and restore the lost balance. The mission of Bioneros is now more urgent than
ever, and with that
spirit just
build bridges with Europe (in Holland last spring, this fall, in Scotland) as a
preamble to this global network is spreading like Stamets mycelium.
The idea of
cradle to cradle (Total reuse) of William McDonough was conceived precisely
in one of the first annual meeting Bioneros. Janine Benyus also drove from
there his vision of biomimicry, which has been around the world. Paul Hawken
hablópor first view of natural capitalism and
Fritjof
Capra weave the web of life. John Todd appeared in public to ecomáquinas
(natural purification of algae and aquatic plants) and Jason McLennan surprised
in the latest edition with the challenge of living buildings, which aims to
revolutionize architecture.
Recognition
of the Rights of Nature, incorporated into the Constitution of Ecuador, was
another proposal that came from the fire fireproof Bioneros, who went through
tough times, but he found a new raison d'être from the documentary The 11th
Hour - produced and presented by Leonardo DiCaprio, and in the era of climate
change. Climatologist James Hansen of NASA will be one of the stars of the next
conclave California (from 15 to 17 October), which will have as fairy godmother
to Jane Goodall and her vision for the next fifty years.
Stamets and
his kingdom of fungi But back to the goblin Paul Stamets now that we have put
in context and visitémosle in particular fungi kingdom, Fungi Perfecti
christened at the foot of the stunning Olympic Mountains, one of the prettiest
virgins of the northwestern United States. One would expect that the mycologist
Upon
arrival at the most magical moment when the first rays caress the visors, these
mushrooms standing slender form asombrillada hat (to match the tamets itself)
that seem to stretch early in the day. With the camera on a tripod,
Stamets
delight in
the contemplation of its growth (up to 40 centimeters of heights
delight in
the contemplation of its growth (up to 40 inches in height can reach) as a
father who witnessed their children's growth spurt. Fungi Perfecti is devoted
mainly to the marketing of medicinal mushrooms, gourmet products (like mashed
white truffles or chocolate CordyChi) and everything needed for domestic
cultivation (of the oyster mushrooms shiitake). Stamets is also a precursor of
the applications of the fungi to break down toxins, and its clients include
unexpected has come to the Pentagon. The Environment Protection Agency (EPA)
called its doors to help fight the spill in the Gulf of Mexico natural
micorremedios. Almost all his experience is concentrated in a fascinating
compendium Running Mycellium but believes
what people
need at this point are not more books but tools to move to the "mass
individual actions." With the skill of a juggler, Stamets leads to the
innermost part of his kingdom and suddenly shows its coveted invention, the box
of life ... "Here, in a simple cardboard box recycled, compressed seeds
traveling hundreds of trees and thousands of spores that will help over time to
create a small forest. If we follow the steps in detail, each box planted at
home and then transplanted to a permanent location will serve to sequester at
least one ton of CO2 throughout
30 years
". The idea is to distribute one million cases of life for a dollar each.
"With Directions
1% of
shipments in the U.S., we could reforest an area of 2,500 hectares every
week. If the idea bears fruit and spreads to other parts of the world, may be
the largest collective reforestation worldwide. "Fir, redwood, ash, cedar,
elm ...
From the
lush northwestern United States, Stamets hopes to eventually adapt his
invention to other climates, and it goes, spreading his idea from sunrise to
sunset, convinced that "we
time is
short "to make peace with the planet. In Western cultures, remember, fungi
have always had a bad reputation and have traditionally been associated with
decay or death. "Now we're starting to really get to know and appreciate
their role, we are aligning with the Eastern view, where mushrooms have been
always as a
symbol of rebirth and renewal "... Stamets argues that we are at the dawn
of a true "mycological revolution", which has already found a motto:
"Heal the Earth and the Earth will keep you healthy." Dolman and
Water Planet "Go with Gaia", is the greeting in Spanish original
(hauling the Chicano) dispenses us another remarkable bionero, Brock
Dolman,
water revolution leader. Dolman's talks are deep dives on Planet Water and
everything the revered liquid means: "The water cycle is avoidably the
circle of life." It seems that Dolman has some dowsing with a mustache and
invoking rain in its wake. A tremendous downpour, the kind that go around the
umbrella, it unleashes
arrival at
Art and Ecology Center Occidental (California), where "The greatest
revolution must take place in water industrial agriculture," says Brock
Dolman Dolman and his team of permaculture, horticulturists, educators,
activists and artists have created a space complete fusion with nature,
designed for the greatest pleasure of the senses and the increased use of
liquid revered. "The health of the water is the infallible measure of the
health of the soil," says Dolman. "It is essential to preserve the
quality and quantity of water, because our life depends on it. We have entered
a period of extreme weather, floods and droughts alternating with increasing
frequency, and every community and every country should have its own lifeboat.
" "Know your watershed" is another of his favorite slogans.
"We worth the same remedies for adaptation in Australia than in Spain, but
the philosophy is the same anywhere in the world ... Since we started what we
call civilization, on the banks of the Tigris and Euphrates, water has been the
source of numerous conflicts. We need to stop fighting aside, stop and compete
for water. We need to team up with her. "Cisterns, tanks, ditches, terraces,
sinks ... The rain starts a flow that is channeled to our passage through the
Art and Ecology Center, where organic orchards in Wise dose received manna from
heaven. "Agriculture
takes 60%
to 80% of water in California, "notes Dolman. "We have to implement
harvesting techniques and water conservation in the cities, and each one must
put our drop of water, but the water is the greatest revolution that must take
place in agriculture
industry,
which is also the largest polluter of water. "Andy Lipkis, man-tree water
Leaving the messenger in his exemplary retreat north of San Francisco, and
toured the West Coast following the old path of the redwoods, past the mists of
Big Sur and
us into the
smog of Los Angeles. "The situation has improved since the Eighties",
certifies local bionero excellence, Andy Lipkis. "But we can not forget
that
5,400
people die every year from respiratory diseases in the city, and that asthma is
a real epidemic especially among children living near motorways. "Lipkis
suffered asthma as a child and his shelter was the forest. At 15, he already
had
clear that
his was planting trees and in 1973 decided to lighten TreePeople, a pioneer of
urban reforestation movement, later, the United States has been shaken. He
himself has lost count of trees planted, but estimates that thousands of
volunteers have participated in its oganización planting two million plants in
the Angeles brothers.
"People
have the idea that this city is swarming highways," said Lipkis, "but
the truth is that the center is here in the Hollywood Hills, and you see the
orchard where we are." TreePeople's headquarters is in the mythical
Mullholand Drive, in one of those
sinuous
canyons to reach the coyotes occasionally. From here, Andy Lipkis, man-tree,
invites us to peek into the future of your city, any city with a different
perspective ... "Every civilization that cuts trees is doomed to
disappear,
as Jared
Diamond has reminded us in Colpaso. Similarly, a neighborhood without trees is
a dead spot. Trees are our life support, but until recently their presence in
the city was little more than ornamental. No money in the world to pay their
job: they absorb CO2, clean pollution, water capture, protect us from storms
and drought, shade propocionan us, give us oxygen. " The root of the
twinning TreePeople is human-tree, and the trunk is without doubt "that
connection between people who want to bring health to your neighborhood and
community." The ideal is Lipkis
citizen
forester, something like the city forest, caretaker of the urban ecosystem,
familiar
with the field (and, of course, with the water basin). Tree Plantations
weekly-People-which has 15,000 members and two-thousand volunteers are
following a
meticulous ritual that begins with a block party on the street and ends with a
circle around each tree, which is humanized with a name: "The trees need
to
People,
people need trees. Herbert Welcome ". We could go to many other bioneros
to his crib, as Jerome Ringo, one of the most powerful voices ing environmental
justice in Louisiana, now the front where Apollo Alliance come together
environmentalists, trade unionists, social acitivistas and entrepreneurs
committed to the renewables. Would follow the tour of Alaska with Sarah James,
of the tribe of the Gwich'in, claiming
indigenous
peoples' rights against oil exploitation and the threat of climate change.
California would make a stop in Berkeley, where
bionera
live more Annie Leonard-author of The Story of Stuff, forcing Americans to
rethink their patterns of production and consumption, and also Michael Pollan,
author of The detective in the supermarket, in the latest edition of the
Bioneros defended
value of
the local food front yoke of industrial power: "The new question every
time we sit down at the table should be: how much oil we're eating?".
We would,
of course, a high in New York, following the fast pace of Jack Hidary, founder
of Pace, determined to accelerate the transition to renewable energy in homes
and transport. And the journey would end in "Dreaming New Mexico",
the visionary project driven and sponsored Bioneros among other Hispanic
leaders by Arturo Sandoval.
The
Bioneros are specifically based in Sante Fe, and that's where Kenny Ausubel
conceived this hotbed of changes and innovations that over time has become this
tribe Overall, united around the true biotechnologies. "We are faced with
the arduous task
to redesign
the world, but the solutions are within our reach, "says Ausubel.
"The instruction manual is in the very nature we have only decrypt and
take action."
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