proyecto “Cacao de
origen”. Se ha alzado como ganadora de la primera edición del Basque Culinary
World Prize. Pero su luchar es la de dar poder y un recurso a las mujeres
venezolanas con menos recursos a través de la explotación integral del
chocolate. No es tarea fácil pues se enfrenta dificultades y trabas pero sin
tirar la toalla.
La primera edición del Basque Culinary world Prize, dotado con 100.000
euros destinados a un proyecto “transformador” en el mundo de la gastronomía ha
sido ganado por una mujer María Fernanda (Caracas 1964). Su aspecto es
sencillo, pelo muy corto, sin adornos y elegante. Así es esta chef aprendió a
cocinar viendo a su madre entre fogones.
Después de triunfar en el mundo de la restauración, decidió emprender un
proyecto, Cacao de origen, para formar a cientos de mujeres en el arte de este
producto, uno de los cultivos más característicos de Venezuela. El objetivo es
convertirlas en microempresarias dando esperanza a un futuro y que puedan
olvidar la pobreza y la desesperación. Sus comienzos se escribieron con 30
mujeres que enseñaban a grupos de 10 y en un año ya habían formado a 1500.
A través de sus talleres, ya han sido formadas más de 8500 mujeres en el
arte de la bombonería y ha dado la oportunidad a que más de 1500 se diplomen en
la Universidad Simón Bolívar en Gerencia del cacao.
Su humildad es abrumadora diciendo que el galardón le hizo darse cuenta del
trabajo realizado. Hasta entonces solo había fijado sus esfuerzos en
desarrollar el proyecto sin ser consciente de su dimensión y peso. Sin embargo,
no solo ella se ha preocupado por dicho proyecto, en estos momentos, 18
comunidades cacaoteras y 60 productores se han incorporado al proyecto mientras
que el gobierno no las han ayudado reservando las licencias de exportación a
personas estrechamente relacionadas con el régimen.
El cacao venezolano, uno de los mejores del mundo aunque por las
dificultades políticas solo representa un 0.5% de la producción internacional,
ya era objeto de comercio para muchos campesinos pobres. La propia di Giacobbe
comenta que ella misma fabrica unos toscos bombones: “invitamos a la catadora
francesa Chloé Doutre Roussel para para que probara nuestro chocolate y nos
abrió a un mundo nuevo. Nos dimos cuenta que necesitábamos maquinaria moderna,
seguir procesos estandarizados de temperatura e higiene. Entonces montamos un
laboratorio y comenzamos a hacer un producto de mucha más calidad.”
“cocinar, hacer chocolate, cambiar el mundo, lo estamos haciendo”, dijo la
venezolana en la entrega del premio en el Museo de San Telmo en San Sebastián,
durante una ceremonia en la que cantó Ainhoa Arteta y en la que ella no pudo
evitar alguna lágrima.
El premio será invertido en construir la escuela que sueñan y en maquinaria
para producir chocolate de alta calidad, aunque todo ello supere esos 100.000
euros.
En esa escuela Di Giacobbe quiere enseñar a sus alumnas no solo a elaborar
bombones, también cómo comercializarlos, crear un logo atractivo y llevar la
gestión de un negocio desde la recogida de la siembra hasta su venta en una
tienda. Ahora trabajan con una red de locales repartidos por toda Venezuela sin
intermediarios, lo que permite aumentar el margen de beneficio de esas pequeñas
empresarias. Su objetivo es el de competir con los mercados internacionales. En
su opinión, el chocolate que comemos habitualmente, de producción industrial,
tiene en su composición más azúcar que cacao y eso no es bueno para la salud.
Ella recuerda la Caracas cosmopolita y moderna en la que su progenitor
prosperó como ebanista, una ciudad donde la gastronomía llegaría a convertirse
en emblema de la nación: “se trata de una cocina que utiliza los productos
tradicionales y que tiene influencias españolas y portuguesas, a la que después
se añadieron elementos de países del norte de Europa, porque vinieron muchos
alemanes y holandeses.
Pero su amor por la cocina viene por su madre, con quien aprendió a no
tener miedo a mezclar. En un viaje adolescente a Roma descubrió las pequeñas
trattorias familiares donde se confunden el restaurante tradicional con el
comedor de casa. Y así, se lanzó a la creación de una cadena de
cafés-restaurante donde fusionó las recetas criollas con las europeas y que
triunfó en un país que comenzaba a vivir su declive.
A Maria Fernanda di Giacobbe no oculta el miedo que siente ante una
situación insoportable en la que los ciudadanos de Caracas tienen que hacer
colas de varias horas para conseguir los productos básicos aunque con mucha
nostalgia, “era el lugar donde confluían la vida urbana y la naturaleza” antes
de que se convirtiera en una de las urbes más inseguras del mundo. Pero ella no
se marcha de su país querido, después de 50 años de permanecer en el. Fuente:
yodona. Texto original escrita por Joan Sardà.
Montserrat A
THE CHOCOLATE: AN
OPPORTUNITY FOR THE VENEZUELAN.
Maria Fernanda di Giacobbe has launched her
"Cocoa of Origin" project. She has been the winner of the first
edition of the Basque Culinary World Prize. But their struggle is to give power
and a resource to Venezuelan women with fewer resources through the integral
exploitation of chocolate. It is not easy task because it faces difficulties
and obstacles but without throwing the towel.
The first edition of the Basque Culinary world
Prize, endowed with 100,000 euros destined to a project "transformer"
in the world of the gastronomy has been won by a woman Maria Fernanda (Caracas
1964). Its appearance is simple, very short hair, unadorned and elegant. So is
this chef learned to cook watching her mother among the stoves. After
triumphing in the world of restoration, decided to undertake a project, Cacao
of origin, to train hundreds of women in the art of this product, one of the
most characteristic crops of Venezuela. The goal is to turn them into
micro-entrepreneurs giving hope to a future and to forget about poverty and
despair. Its beginnings were written with 30 women who taught to groups of 10
and in a year already had formed to 1500.
Through its workshops, more than 8,500 women
have been trained in the art of chocolate making and has given the opportunity
to more than 1500 diplomas in the Simon Bolivar University in Management of
cacao.
His humility is overwhelming saying that the
award made him realize the work done. Until then, he had only focused his
efforts on developing the project without being aware of its size and weight.
However, not only has she worried about this project, at the moment, 18 cocoa
communities and 60 producers have joined the project, while the government has
not helped them by reserving export licenses to people closely related to the
regime.
Venezuelan cacao, one of the best in the world,
although only 0.5% of the international production, due to political
difficulties, was already traded for many poor peasants. Di Giacobbe herself
comments that she herself makes some crude chocolates: "we invited the
French taster Chloé Doutre Roussel to taste our chocolate and opened us to a
new world. We realized that we needed modern machinery, to follow standardized
processes of temperature and hygiene. Then we set up a laboratory and started
to make a product of much more quality. "
"Cooking, making chocolate, changing the
world, we are doing it," said the Venezuelan in the award ceremony at the
San Telmo Museum in San Sebastián, during a ceremony in which Ainhoa Arteta
sang and in which she could not avoid Some tear.
The prize will be invested in building the
school they dream of and in machinery to produce high quality chocolate,
although all this exceeds those 100,000 euros.
In this school Di Giacobbe wants to teach her
students not only to make chocolates, but also how to market them, to create an
attractive logo and take the management of a business from the collection of
the sowing until its sale in a store. Now they work with a network of premises
distributed throughout Venezuela without intermediaries, which allows to
increase the margin of benefit of these small entrepreneurs. Its objective is
to compete with international markets. In his opinion, the chocolate that we
usually eat, of industrial production, has in its composition more sugar than
cocoa and that is not good for health.
She recalls the cosmopolitan and modern Caracas
in which her progenitor flourished as a cabinetmaker, a city where gastronomy
would become an emblem of the nation: "It is a cuisine that uses
traditional products and has Spanish and Portuguese influences, Which was later
added elements of northern European countries, because many Germans and Dutch
came.
But his love for cooking comes from his mother,
with whom he learned not to be afraid to mix. On a teenage trip to Rome he
discovered the small family trattorias where the traditional restaurant is
confused with the dining room. And so, he launched the creation of a
coffee-restaurant chain where he fused the Creole recipes with the European
ones and triumphed in a country that was beginning to live its decline.
Maria Fernanda di Giacobbe does not hide her
fear of an unbearable situation in which the citizens of Caracas have to queue
for several hours to get the basic goods, but with a lot of nostalgia, "it
was the place where urban life and Nature "before it became one of the
most insecure cities in the world. But she does not leave her beloved country,
after 50 years of staying in it. Source:
iodone. Original text written by Joan Sardà.
Montserrat A
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