Los vínculos entre
mujeres y hombres se encuentran en proceso de cambios radicales, y nuevas
formas posibles desafían la imaginación y los deseos. Para nuestra calidad de
vida, es importante afrontar juntos esta crisis de la forma de vincularnos, y
generar juntos los cambios que deseamos.
No sirve que los
hombres se quejen de las mujeres por sus exigencias “feministas” y ellas, de
los hombres, obsesionados por el éxito y poco dispuestos a la ternura y al
cuidado amoroso. No ayuda que vivamos calculando si recibimos del otro toda la
energía y asistencia que esperábamos. Mientras esto ocurra, las parejas seguirán en relaciones competitivas y en
luchas por el dominio.
Nada de esto
responde a la naturaleza: es un fenómeno cultural que expresa uno delos nudos
de la crisis de sentido que atraviesa nuestra época.
El vinculo que hoy
une a mujeres y hombres está constituido como una lucha de egos. Egos que
aspiran a controlar la relación para asegurarse el amor del otro sin perder la libertad. Egos que buscan conquistar
alguna clase de jerarquía o dominio sobre el otro, porque sólo así se sienten
seguros. Egos más preocupados por sostener su propia imagen que interesados en
alimentar la experiencia amorosa y orientados por el placer de vivir y amar.
Se trata de una
manera de ser cuyas actitudes y prácticas están organizadas por el sentido de
utilidad y dominio, un principio histórico de organización de las formas de
vivir, ser y hacer, que considera todo lo que existe como un instrumento al
servicio de un fin, y que, por lo mismo, conoce una sola forma positiva: la
manipulación controladora.
Actualmente, como
resultado de la lucha por abrir deseables espacios de libertad, igualdad y
desarrollo personal, esos papeles están cambiando. Eso posibilita, a las
mujeres, ocupar espacios antes
reservados a los hombres y, por lo tanto, competir con ellos al mismo
tiempo que operar según la lógica de la dominación y la utilidad que organiza
el espacio público y productivo.
La nueva situación
revaloriza a las mujeres, pero no los papeles tradicionalmente femeninos;
papeles considerados hogareños y
“continentes”, hoy sufren una mutación compleja: son menospreciados y son
motivo de conflicto; o son relegados al servicio doméstico, son asumidos en
colaboración, pero siempre como papeles secundarios respecto de la producción y
la competencia a nivel económico, áreas que siguen dominando el sentido de la
existencia y los vínculos.
Por otra parte, el
avance de las mujeres en el seno de una sociedad productiva ha puesto a los
hombres contra la espada y la pared:
perdimos todos nuestros privilegios de
género, pero seguimos viviendo en un mundo que menosprecia la ternura, el amor y las tareas cotidianas,
hogareñas y reproductivas, que resultan marginales respecto de la lucha por el
poder, el dinero y el éxito. Un mundo organizado por la lógica de las
jerarquías, la dominación y la subordinación, donde nuestras relaciones
hombre-mujer ya no se desarrollan alrededor de papeles complementarios, pero
siguen estableciéndose por el sentido de dominio y la utilidad, sólo que ahora
se compite para ver “quién manda”.
¿Qué hacer?
·
Generar una alianza. Ese debe ser
el eje consciente y voluntario de nuestra intención.
·
Atender la felicidad ajena. El
otro será el principal aliado que tengo en ese juego.
·
Encontrar nuevas formas de
seducción. Se trata de practicar los vínculos amorosos, no como un territorio
de lucha sino como una alianza vital cotidiana que cada uno propone al otro.
·
Cultivar nuevos recursos.
Paciencia con unos mismo y con el otro, compromiso para seguir adelante a pesar
de los traspiés, Atención, responsabilidad...
Un vínculo donde necesitamos ir abandonando
el lugar de la competencia, la lucha y la exigencia, para alcanzar el ámbito de
la colaboración, el juego compartido, la creación conjunta y la renegociación
de espacios, tiempos, intereses, proyectos. En definitiva complicidad y amistad
, donde lo importante es el objetivo de vida común para que todos obtengamos beneficios,
entendimiento y bienestar de pareja.
Montserrat A
NEW CRISIS BETWEEN
MEN AND WOMEN
The links between women and men are in the
process of radical change, and new ways unimaginable desires. To our quality of
life is important to address this crisis together how to bond and build
together the changes we want.
No good that men complain about women for their
"feminist" demands and them men, obsessed with success and unwilling
to tenderness and loving care. It does not help that we live calculating
whether the other received all the energy and support we expected. While this
happens, couples continue in competitive relations and struggles for dominance.
None of this reflects the nature: it is a
cultural phenomenon that expresses one delos knots sense of crisis that crosses
our time.
The bond that unites today consists of men and
women as a battle of egos. Egos who aspire to control the relationship to
ensure the other's love without losing freedom. Egos seeking to conquer some
sort of hierarchy or dominance over another, because only then feel safe. Egos
hold more concerned about their own image that interested in feeding the
experience of love and guided by the pleasure of living and loving.
It is a way of being whose attitudes and
practices are organized by the sense of purpose and mastery, a historic organizing
principle of the ways of living, being and doing, considering all that exists
as an instrument for an end , and that, therefore, one positively known: the
controlling manipulation.
Currently, as a result of the struggle for
desirable open spaces of freedom, equality and personal development, these
roles are changing. This allows, for women, occupy spaces previously reserved
for men and, therefore, compete with them while operating according to the
logic of domination and public utility organized and productive space.
The new situation revalues women, but not
traditionally female roles; considered household roles and
"continents" are suffering a complex mutation: are underappreciated
and are a source of conflict; or are relegated to domestic service, are made
in partnership, but always as supporting roles on the production and
competition in economic, areas that continue to dominate the meaning of life
and links.
Moreover, the advancement of women within a
productive society has put men with the sword and the wall, we lost all our
gender privileges, but still live in a world that despises tenderness, love and
everyday, household and reproductive tasks that are peripheral to the struggle
for power, money and success. A world organized by the logic of hierarchy,
domination and subordination, where our men and women do not develop
relationships and complementary roles around, but continue to be set by the
sense of mastery and utility, but now competes for "who's boss".
What to do?
• Generate an alliance. That must be the
conscious, deliberate focus of our intent.
• Attend the happiness of others. The other
will be the main ally I have in that game.
• Find new ways of seduction. It is to practice
love ties, not as a territory of struggle but as an everyday vital alliance
proposes each other.
• Cultivate new resources. Patience with
yourself and each other, commitment to move forward despite the setbacks, care,
responsibility ...
A link where we need to wean the place of
competition, struggle and the need to achieve the level of collaboration,
shared play, the joint creation and renegotiation of space, time, interests,
projects. Ultimately complicity and friendship, where what matters is the
objective of common life to obtain all benefits, welfare and understanding
partner.
Montserrat A
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